Entre en la fortaleza Bizantina, o eso creia, ahora los soldados que guardaban la ciudad estaban en su mayoria borrachos, y bien acompañados. Los uniformes morados estaban todos raidos y medio quemados. No parecieron percatarse de mi llegada, tampoco me registraron ni me pidieron documentacion ni nada.
Me dirigia a solicitar una paz en nombre del Duque Milanes, pues parecia absurdo seguir una guerra entre ya un reino fuerte y otro que lo unico que le quedaba era aguantar.
Lo mas sorprendente fue al llegar a la embajada bizantina, completamente derruida y saqueada.
Entonces decidi a preguntarle a un soldado que ocurria.
- El rey y el heredero murieron en combate por los ejercitos imperiales, ahora que ya no habia quien gobernase, matamos al gobernador de la fortaleza, saqueamos el castillo, y los edificios administrativos, pues ya no quedaba nada de nuestro gran imperio, y para morir a manos de extrangeros, preferimos emanciparnos y seguir a nuestro aire, sin molestar a nadie, quiza con eso, nos dejen en paz.
Diplomatico Milánes en Chipre