Salam aleikum, Airamand I de Castilla. Traigo buenas nuevas para su merced, espero que sean de su agrado. Mi sultán Stelios, junto con un noblísimo cuerpo de geógrafos y entendidos de cartografía, ha decidido, para evitar innecesarias actuaciones bélicas que no beneficiarían a ninguna de las dos partes, ha decidido intentar acortar todos esos "trámites por la espada" mediante Alá, la paz sea con el, y mediante el siguiente plan:
Teniendo en cuenta la situación geográfica, a nosotros, nos conviene tener más las posiciones meridionales de la península, puesto que la empatía de nuestras gentes no tiene límites, pues sacrificaríamos nuestras oportunidades de expandirnos al norte sin entrar en conflicto con ustedes. Castilla, sin embargo, debe de ir tomando posiciones contra sus vecinos inmediatos al norte, es decir, los franceses. Para ello, el sultán propone:
Al-Ándalus se quedaría con Lisboa y Valencia.
Castilla se quedaría con Pamplona y Zaragoza.
Si hasta ahora, el Rey de todos los castellanos ha leido y está de acuerdo, tracemos las otras cláusulas del tratado...
1º Este tratado es TOTALMENTE inamovible. Es decir, a menos de que se entrase en guerra, todas nuestras propiedades se mantendrían, y si uno de las dos facciones no tiene recursos para conquistar el territorio aquí mencionado, jamás será conquistado por la otra facción.
2º Ninguna de las facciones presentes en este acuerdo se hará responsable si este tratado es violado por una tercera facción. Ejemplo: Si francia conquista Pamplona, Al-Ándalus no está obligado a cederle Lisboa o Valencia a Castilla, o viceversa.
3º Para evitar cualquier clase de posible conflicto, el Rey castellano y el Sultán andalusí deberán velar porque ninguno de sus subordinados violen cualquier (No solo los estipulados anteriormente), ya sean de caracter bélico directo (Es decir, ejércitos) o de caracter bélico indirecto (Espías, asesinos, agentes religiosos o mercaderes.)
Los mercaderes serán negociados aparte, y por supuesto, se admitirá el paso por los territorios anteriormente citados y los territorios no-citados siempre prenegociándolo.
Sin más dilación, nuestra embajada se retira de León, procurándo que todo el tiempo gastado por el Rey Airamand I sea recuperado con el doble de eficacia y utilidad para la prosperidad, y, esperamos que el tratado sea de su agrado.
¡Ma'a Elsalama (Adios), majestad!
Bilshifa! Bilhana! (¡Que tenga salud! ¡Que tenga riquezas!) ¡Que el profeta, bendito sea su nombre, haga que todos los vientos que queráis os sean favorables!