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TEMA: Hijos de Escocia

Re: Hijos de Escocia 07 Nov 2009 02:42 #37363

Ambientación:
[youtube:1phaudh4][/youtube:1phaudh4]

La decisión más difícil
Segunda parte: Sacrificio


Varios días habían pasado ya desde la llegada de Breoghan a Edimburgo. Desde entonces, Edward había logrado olvidar momentáneamente todos sus preparativos para la defensa de las Tierras Altas y parecía volver a ser el mismo de siempre y no el obsesivo imprudente en el que se estaba convirtiendo. Pero a pesar de esto el ejército francés seguía en marcha, a paso lento pero decidido, asegurando cada palmo de terreno que ganaban al debilitado pueblo celta.

El consejo volvió a reunirse. Todos parecían más interesados de lo normal pues esperaban ver lo que el sabio juicio de Breoghan sería capaz de manifestar. Incluso Edward pudo empezar a hablar sin ningún bufido de fondo de sus crecientes opositores.

- ¡Hermanos!... y... ¡Padre! - introdujo Edward generando una leve sonrisa en los rostros de los presentes - Como sabéis los franceses están cada vez más cerca y el enfrentamiento final cada vez está más cercano. ¡Pronto dejaremos que nuestras madres y mujeres vuelvan a dormir tranquilas! Bien... A pesar de las negativas de muchos de plantar cara cuanto antes al enemigo, antes de que siga ultrajando más de nuestras tierras y aldeas, sigo afirmando que esta es la mejor opción. No he querido revelaros nada sobre el plan que ya se está llevando a cabo por miedo a que oídos malintencionados acabaran con él.

Al decir esto, druidas y nobles agudizaron más su atención en el joven. Estaba claro que si este disponía de un plan, era lo menos digno de ser escuchado.

- Bien - continuó - como ya sabéis, desde el trágico hundimiento de nuestra flota y de nuestro ejército tras la impía maniobra francesa, el consejo druídico y yo mismo en persona nos pusimos en contacto con todas las casas reales europeas ¡e incluso más allá! También sabéis que nadie decidió mover un dedo por nosotros. A pesar de las sutiles referencias a una posible ayuda por parte del Sacro Imperio y del recién reunido reino de Hispania, no hemos recibido ningún tipo de ayuda real. ¡Nadie desea la salvación de Escocia salvo nosotros mismos! ¡Y no tenemos ningún aliado más allá del filo de nuestras armas! Bien... ¡pues sabed que eso no es del todo cierto!

Al decir esto, un murmullo general resonó en la sala y todos empezaron a mostrar gestos de sorpresa en algunos casos y escepticismo en otros. Todos salvo Breoghan que simplemente mostraba una confiada y disimulada sonrisa. Rápidamente se alzaron voces, pidiendo explicaciones. ¿Quién habría decidido escuchar la llamada de la Justicia? ¿Finalmente sus aparentes amigos castellanos habrían decidido atravesar los Pirineos? ¿Quizá el Sacro Imperio habría tomado ya Paris? ¿O serían los Estados italianos de Milán, o quizá Sicilia quienes hubieran decidido tomar cartas en el asunto?

- Ciertamente... -empezó a hablar con tono sarcástico y despectivo- "nuestros antiguos y queridos hermanos en la fe siguen renegando de nosotros". Pero, más al sur hemos hayado gente de verdad, de honor y valor. Hablo ni más ni menos que del exhiliado Sultanato de Al-Andalus. Estos "infieles" han reconocido la crueldad del pueblo francés y han decidido colaborar abiertamente con nosotros en nuestra lucha contra el invasor. De hecho, han relegado de gran parte de su ejército, a pesar de que los castellanos están a punto de tomar sus últimas tierras africanas, para mandarlas tanto a Gales, como al sur de Francia, ¡donde plantaran cara a la desfachatez francesa!

Los presentes miraban sorprendidos, una chispa de esperanza había aparecido en la crisis total. Podía ser... Quizá si fuera cierto que podrían plantar cara a los franceses...

- Pero espera... - comenzó a sugerir uno de los más ancianos druidas - es de todos sabido la relación de enemistad entre Hispania y Al Andalus... Si es verdad que un ejército viene de camino... ¿cómo van a lograr llegar hasta aquí? Tendrán que bordear toda la costa de la península ibérica y la flota mora no podría igualar a la castellana... Ese ejército nunca llegará aquí con vida...

- Dejame terminar, querido amigo - interrumpió Edward- Todo está bajo control... Como todos sabíais mi padre compartía correspondencia frecuente con el monarca castellano - señaló a su padre que afirmaba sin quitarse la sonrisa de la cara- pues esto me ayudó a poder dirigirme a él solicitando un salvoconducto para la flota andalusí asegurando que esta no tiene objetivos en la península y él mismo, emocionado nos proporcionó dicho salvoconducto emocionado ante la noble acción de su propio enemigo, hecho que honra sin duda a este monarca. Entonces... ¿Lucharemos? La flota aliada tardará mucho en llegar pero si resistimos lo suficiente ¡podremos retomar la isla entera! ¿Qué vamos hacer? ¿Quedarnos aquí encerrados esperando que lleguen los franceses y nos atrapen como ratas? ¿O vamos a defender cada milimetro de suelo haciéndoles que cada paso que den sea un tormento?

La sala entera se levantó con las armas en mano, gritando y manifestando así su apoyo a Edward. Breoghan se levantó e incluso aplaudió a su hijo. Sin duda su ausencia le había hecho madurar a gran velocidad, hecho que le emocionaba en gran medida. Antes de partir hacia el sur, no habría sido capaz de adivinar que su hijo sería capaz de lograr favores del mismísimo monarca castellano y encontrar una manera real de salvar sus tierras. Sin duda era una buena razón para estar orgulloso.

Todos salieron efusivos del edificio, rebosantes de energía y esperanza, dispuestos a cualquier cosa para ganar tiempo. Tiempo hasta que llegara la ayuda que les permitiría ganar de nuevo su libertad. De hecho se iniciaron pequeñas partidas de hostigación contra los exploradores franceses, así como sus fuentes de suministros, formándose una casi inapreciable pero persistente resistencia. Una de estas pequeñas partidas de guerra sería la que acabaría con la nueva esperanza que había surgido en los corazones célticos.

Se acercaron con cara de pánico y de dolor hasta el Gran Consejo, portando consigo únicamente una toga y lo que parecía una carta. La toga, del color de la arena, parecía estar cuidadosamente labrada y mostraba preciosas inscripciones y detalles por toda ella, pero sin embargo todo su lujo quedaba difuminado debido a las grandes manchas de sangre que había en la toga y el agujero que la atravesaba. Estaba claro que el portador de esos ropajes había muerto ante una fría hoja de metal. La toga parecía de origen oriental, de algún tipo de embajador o ministro.

La carta rápidamente fue reconocida por Breoghan. La letra era inconfundiblemente la del Rey de Hispania, su viejo amigo y efectivamente así lo afirmaba su firma y su sello. Edward fue quien reconoció el origen de dicha carta. Era ni más ni menos que el salvoconducto con el cual las tropas andalusies continuarían su avance más allá de Finisterra.

Esto dejó mudo a los presentes, que no lograban a entender que sucedía y que veían desaparecer de nuevo sus esperanzas. Edward fue quien logró dar forma a aquel misterio con la información que le habían proporcionado los exploradores. La flota mora no había llegado si quiera a abandonar las costas africanas, donde había sido destruida por completo y a traición por las tropas castellanas que así sentenciaban al pueblo andalusí que quedaba a su merced y al pueblo escocés que se quedaba sin nadie que le socorriera.

El edificio se quedó completamente en silencio ¿Qué hacer a continuación?...

- Arriba esos ánimos, ¡maldita sea! - animo Edward - esto es una señal de los dioses que nos invitan a ser los únicos forjadores de nuestra libertad. ¡Debemos partir ahora mismo y acabar con el ejército francés antes de que alcance Edimburgo!

Fuertes gritos se levantaron en la sala... ¿Hablaba Edward en serio? ¿Cómo podría de verdad creer que podrían salvar sus vidas sin apenas ayuda ante un ejército tan bien formado como era el francés?

- ¡Tiene razón! - todos enmudecieron al ver hablar a Breoghan - ¡Claro que la tiene! ¿No habeis visto todo lo que ha sido capaz de organizar por salvar a nuestro pueblo? ¿ Dejarían los Dioses que muriéramos después de todo lo que hemos soportado? Yo confío plenamente en Edward y ofrezco de nuevo mi espada al servicio de Escocia. Hoy ya es tarde y todos debemos descansar y tomar fuerzas para deglutir las últimos nuevas... Así que propongo que mañana a primera hora sometamos a votación si deseamos partir cuanto antes o esperar como viejas.

- ¡Tonterías! - saltó Edward- ¡no hay nada que votar! Debemos partir, y ahora... Cada segundo que tardamos en partir, dejamos que los franceses se afiancen más en nuestras tierras. ¿No querías libertad? ¡Tomemosla! ¡Ataquemos de noche! ¡Ataquemos ahora! ¡Ya está bien de esconderse!

- Pero Edward... si partimos ahora no podremos si quiera preparar los suministros necesarios para soportar un conflicto prolongado... y tampoco podremos movilizar todos nuestros hombres a tiempo... - señalo Breoghan, sorprendido ante la temeraria idea de su hijo.

- Es igual... Será rápido... y no necesitaremos si quiera a todos nuestros hombres. Los Dioses nos darán la victoria, no hay duda de ello. ¡Partamos! - y diciendo esto se encamino firme hacia la salida al tiempo que lo agarraba su padre que intentaba hacerle entrar en razón.

- Los Dioses no van a regalarnos nada, ¡Edward! ¡Recapacita! ¡En dos días tendremos nuestra venganza y nuestra libertad... pero no ahora... las temeridades nos llevan a fracasar... ¡prudencia hijo!

Finalmente, entre todos, lograron calmar los ánimos de Edward que parecía volvía a estar ciego de ira y rabia y lo acompañaron hasta su casa, para que descansara. Pero... ¿Es que no lo veían tan claro como él? La batalla estaba ganada ya... Solo la perderían si luchaban como cobardes y no partían ya... Edward tenía claro además que la mayoría del Consejo no aceptaría la propuesta de ataque inminente. A pesar del apoyo de su padre, aquellos que se oponían a él llevarían su plan al fracaso, y con él el de toda Escocia... Debía de hacer algo... Edward, vistió su capa que le cubría casi por completo y salió del edificio. En la noche, sus ojos ardientes en odio contrastaban con la luz de la luna, que parecía triste... a sabiendas de lo que iba a ocurrir.

El sol finalmente despuntaba sus primeros rayos más allá de las montañas. Edward llevaba varias horas dando vueltas y vueltas a lo largo del Gran Consejo, esperando a que llegaran todos. Finalmente llegó su padre y con él, algunos de los nobles partidarios de su causa. ¡Traición! ¡Traición! fueron los gritos que se oyeron desde fuera al tiempo que un mensajero entraba corriendo en la estancia, parecía que no habría día sin una visita imprevista.

El mensajero pasó y expuso rápidamente la situación. La mitad de los nobles de la ciudad, así como todos los druidas del Consejo, exceptuando a Edward, habían sido asesinados. Junto a sus cuerpos se habían encontrado sellos que presentaban la flor de lys. Breoghan cayó al suelo tras el impacto de la noticia, pero Edward no parecía apenas afectado y se dirigió a los nobles presentes.

- ¡Maldición! ¡Lo avisé! Sin duda los franceses han logrado internar un asesino en la ciudad y han acabado con muchos de nuestros hermanos en esta dolorosa noche... De haber partido ayer mismo esto no habría sucedido... Así que no nos queda otra... Debemos partir ahora mismo y hacer pagar a los franceses este atroz asesinato que no pensamos tolerar ¡Venganza! ¡Venganza!

Los supervivientes a la carnicería dieron su apoyo pleno a Edward y, al final de la jornada, este había asesinado públicamente al que decía ser el asesino de los nobles y druidas y prepararon todo para emprender la marcha con el salir del sol. Breoghan se mantenía anodadado. Ya había visto demasiada muerte entre sus hermanos... Primero en el mar y ahora allí... Los franceses habían causado demasiadas muertes y deberían pagar por ello. Aunque creía que el asesino seguía libre y había conseguido que acusaran inocentemente a otra persona. Las heridas fatales de los asesinados no estaban causadas por un simple granjero sino por alguien de sangre fría y precisión, pues los cortes eran muy limpios y profesionales. Debían andarse con cuidado...


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Tras dos días de marcha, finalmente vieron desde las colinas al ejército francés que acampaba en una pradera. Sin duda era un ejército imponente, pero no contaban con el conocimiento del terreno y el valor del que gozaban los escoceses. Todos estaban dispuestos para acabar con todo aquello, pero más allá del ejército vislumbraron algo más. Una gran flota que enarbolaba la flor de lys.

Los exploradores de campo afirmaban que la flota trasladaba en su interior un ejército mucho más grande que el que tenían ante ellos, y también hablaban de una enorme cantidad de caballos y jinetes.

Las últimas noticias daban por concluidas finalmente las esperanzas de los escoceses. Podrían plantar cara al primer ejército, pero ni en sueños podrían plantar cara al ejército que sin duda debía de ser de los mayores de Europa, y mucho menos si se reagrupaban ambos ejércitos. A pesar de todo Edward estaba decidido a atacar. Afirmaba que aquello no era ni más que menos que una posibilidad de obtener mayor gloria tras la victoria y de destrozar más aún a Francia, pero Breoghan tenía claro que aquello era el fin.


El ejército se dio la vuelta y volvió a Edimburgo, siendo finalmente conocedores de su destino fatal... No había salida... Todos los planes y esperanzas desaparecían igual que el sol en el horizonte... No había salvación... Él... Su mujer... Su hijo... Su querido hijo Edward... Las tierras de sus ancestros... Con ellas moriría todo su legado... su vida... su historia... pasaría al olvido más absoluto...

- No temas al Sacrificio. Viaja al Este. No temas al Sacrificio... Viaja al este... No temas el sacrificio... Al este... Al este...

De pronto las palabras del Dios Lugh cobraban sentido en la cabeza de Breoghan que con los ojos abiertos como platos volvía su vista al mar. Sentía como todos los pelos de su cuerpo se ponían de punta y sentía el frió viento en su nuca mientras bajaba sin pausa y a la carrera los escalones de la torre más alta del castillo. Empezó a rebuscar... Sabía que tenían que estar en algún lado... Desde muy pequeño había sido un amante de la geografía y siempre había conservado una amplia colección de mapas. Finalmente los encontró y los pudo desplegar deprisa sintiendo un sudor gélido recorrer su frente.

Allí estaba. Gran Bretaña. Escocia. Su tierra. La tierra que debía defender. Al sur estaba Francia. El imperio en continua expansión que había llevado su vida al límite del dolor. Y entonces dirigió su vista al este... Allí estaba, como esperándolo... Los celtas siempre habían hablado de sus ancestrales hermanos que habían hecho suyas esas tierras... Esas frías tierras que prometían ser su seguro de futuro. Le esperaban... Escandinava le esperaba con los brazos abiertos... y el tiempo seguía jugando en su contra.

Breoghan salió del lugar arroyando a su hijo al paso que sorprendido le siguió. Había mucho trabajo que hacer, y el tiempo se acababa.

Re: Hijos de Escocia 07 Nov 2009 02:50 #37364

Me ha salido bastaaaaaaaaante más larga de lo que esperaba y creo que puede llegar a ser soporifera pero si alguien se atreve... lo he hecho con mi mejor intención!

A ver si para el lunes como muuuy tarde tengo el final

Re: Hijos de Escocia 08 Nov 2009 09:57 #37380

Re: Hijos de Escocia 08 Nov 2009 14:03 #37384

Vaya me sorprende que hayas tenido la fuerza de voluntad necesaria para leerlo. Gracias ;)

Re: Hijos de Escocia 08 Nov 2009 15:02 #37385

  • Jorghot
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  • Temas: 377
bua jaja, vaya jabarda te has dado, le he pegado una pasada pero he visto que no lo leia en 5min, esta tarde cuando tengas mas tiempo lo leo, seguro que esta genial :)
Si veis un soldado deshaliñado mal oliente y falto de? aseo, cuadraros pues es un valeroso soldado Español.

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Para venir a Cartagena es necesario que el Rey de Ingalterra construya otra escuadra mayor, porque esta solo ha quedado para conducir carbon de Irlanda a Londres.

[size=150:j942xekj]Blas de Lezo
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Re: Hijos de Escocia 08 Nov 2009 15:15 #37386

Yo y mi gloriosa idea de transcribir diálogos...

Re: Hijos de Escocia 08 Nov 2009 21:26 #37388

Es que además le has buscado una BSO acojonante!!
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