Las aguas del Nilo vuelven a fluir en tierras de paz. Tras un último asalto a la milenaria ciudad de Alejandría, cuna del saber y el conocimiento en el pasado, comandado por el Senescal Balian de Ibelín y su Majestad Balduino IV, los ayyubies que aún avocan por la guerra han huido a refugiarse más allá de del Sinaí...
Las ciudades de Egipto, aunque ahora bajo tutela del Reino de Jerusalén, volverán a ser prósperas. La población ya se está acostumbrando a la nueva paz y de hecho los propios ciudadanos de Alejandría fueron quienes abrieron las puertas al ejército latino, poniendo fin así a su propia revelión contra el belicoso mandato ayyubí.
En nuestra política de tolerancia, diremos que todos los habitantes de Egipto serán respetados por igual, sea cual sea su religión y las tres grandes culturas y religiones serán permitidas libremente en estas ciudades. Muchos de los antiguos ortodoxos de Alejandría yan han iniciado su regreso a la importante ciudad, así como católicos y judíos.
Buscando facilitar el gobierno del Reino, se anuncia que en un tiempo próximo las tierras de Egipto serán supervisadas por un nuevo Regente que su Majestad elegirá de entre sus hombres de confianza.
Solo decir que este triunfo fue logrado por el hábil ejército del reino, que, en contra de lo que opina la mayoría, está integrado también por musulmanes y judíos.
Esperemos que el futuro de Egipto sea tan próspero como su pasado.
Raimundo de Trípoli, Regente de Jerusalén y Regente Temporal de Egipto en nombre de Balduino IV