Cuando la comitiva pasó por los antaños dominios de los grandes faraones y vieron las pirámides de Gizeh, los templos de Luxor, Karnak, Nefartari y la Imponente Esfinge. Todo ahora bajo dominio Latino. Entienderon de que esta nación era la más grande que jamás se había erigido en todo el viejo continente.
Y todo lo habían conseguido gracias al valor, la casta, la fe y la lucha por defender a los desprotegidos ciudadanos, anteponiendo sus intereses al servicio de todas estas gentes que pedían a gritos una liberación.
La Comitiva continuó Nilo abajo, y se desvió hacia el este, pese a los deseos de Naahum, que quería visitar Alejandría. Ya volveremos le respondió el lider que encabezaba la procesión de gentes, y que iba completamente oculto.
Jerusalén se veía ya a lo lejos. Y el basto desierto de la región de Gaza se dejaba atrás y se empezaban a vislumbrar los vergeles que rodeaban la ciudad. Las grandes huertas y siembras que alimentan ahora a una población antes hundida y hambrienta. Habían avanzado tantos los cultivos, que hasta se podían permitir el lujo de desechar algunas cosechas para ofreceserlas íntegramente a las monturas de los soldados que defendían la ciudad, pues estos, para poder hacer su función con más efectividad y poder recorrer los grandes barrios, hacían la guardia a caballo.
La comitiva entró en la ciudad, y se apresuró a llegar a la casa consistorial de Raimundo de Trípoli. Se trataba de el mismo Negus Melkus, líder de la nación del Alto Nilo.
Raimundo lo recibió a la primera sala, con los brazos abiertos y con una gran sonrisa y alegría. Negus, no sabía que hacer, su humildad no le permitía ni mirarle a la cara, pese a que representaba los derechos de tanta gente. Sin pensarlo e inconscientemente se arrodilló delante de él.
Es tanto lo que hacéis por nosotros. No tenemos palabras de gratitud que ofreceros. Nos habéis dejado sin palabras. No tenemos más que ofreceros nuestra sinceridad, y la mayor de la gratitud de todas nuestras gentes. El Nilo es ahora un río libre. Gracias a vuestra persona y a vuestras legiones.
Larga vida a Raimundo de Trípoli.