Vemos que las palabras arabes cada vez se vuelven mas sensatas, accedemos a firmar la paz y esperamos poder firmar en breve derechos de comercio para el desarrollo y enriquezimiento de nuestros pueblos.

Saludos.

Viktor, Señor de la nación Gúrida deja ante esta embajada el siguiente mensaje:
Las propuestas de paz no eran conocidas, debido a la falta de comunicación entre mis emisarios de la embajada y mis consejeros, envueltos todos en la campaña contra sus tropas y los levantamientos rebeldes al oeste. Hoy he revisado cada uno de los mensajes que me han llegado e ignoraba y entiendo algo más la situación. He leído en su comunicado sobre sus sospechas con relación a mi proposición de paz. Quede claro, que como mismo no abandonaría a ninguno de los pueblos amigos y hermanos de fe, tampoco faltaré a mi palabra, menos si ha quedado escrita. Sería el fin de la confianza que mis aliados podrían tener en mí. La palabra de un soberano es infalible y no se jura en vano en el nombre de Alá. Mi propuesta de paz es duradera y permitiría vivir en paz a ambos pueblos, concentrados en el desarrollo comercial, que de seguro, le será tan engorroso a la hora de financiar el entrenamiento y mantenimiento de sus unidades de elefantes.
Esta paz entenderá que no puede dejar fuera a mis vecinos. De ello dependerá la estabilidad en la región. Por ello les he incluido en el tratado de paz. Pero ninguno de ellos me ha pedido que lo haga. Los más nobles han acudido al llamado de su fe y de su corazón. No puedo comprometerme con que en algún momento le ataquen o no. Entonces quedaría bajo la responsabilidad de quien comenzara el ataque, mas entenderá que si solicitan mi ayuda en alguna manera se la brindaré.
Solo un tratado de esta magnitud, que pondría nuestra palabra en tela de juicio ante todos si llegara a romperse, podría dar tranquilidad a mi sueño. La palabra puede ser frágil en algunas bocas y romperse. Por ello le he invitado a este tratado ante otros ojos que nos observarán.
Alardeó de una victoria, luego su mismo general huyó sobre sus elefantes. En la retirada sus propias bestias aplastaban a la turba desorganizada que huía sin cesar. No se le teme en mi pueblo a tus elefantes, le tememos a la palabra de Alá. Si viniera se le esperará, si acede a la paz, mi palabra quedará ligada a lo que convengamos y quede escrito ante dios y los hombres.

El consejo del Sultanato Gúrida ha encomendado a su fiel general Nusrat Nuristani una misión en tierras de vuestro vecino Solanki Rajput.

Rompemos nuestro tratado de paz con el reino Gurida, tendran que agradecerle a su aliado
el imperio Korezmiano el que use sus diplomaticos como espias por nuestras tierras.

Pensamiento del General desde la cima del campo de batalla donde ondea la, bañada de sangre, bandera de Omán