EL Reino de los Cielos

Capitulo 1: Emboscada
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A pesar del cansancio y el sofocante calor que habían padecido durante todo el día, las huellas de los caballos seguían dibujándose en la arena. Cada vez más lejos de la fortaleza. El Kerak de los Caballeros era sin duda un bastión excelentemente situado. Su estratégica posición y las imponentes defensas del castillo, aseguraban una inexpugnable posición entre las montañas locales. Pero lo mejor de la posición del Kerak, era su cercanía a las rutas de comercio que iban desde Damasco a las tierras del Nilo e incluso más allá.

Los hospitalarios no veían con excesivos buenos ojos sus constantes partidas y emboscadas. No entraba dentro de su riguroso sistema de valores el atacar a unos sucios perros infieles y quedarse con sus provisiones. Pero le daba igual. Él no tenía ese tipo de problemas éticos y al fin y al cabo el que mandaba era él. De hecho, si no fuera por las insistentes emboscadas, muchos de los pequeños lujos que podían permitirse, no serían posibles. ¿Es que realmente habían olvidado por qué habían llegado a Tierra Santa? Si no querían matar más infieles que se volvieran a Francia como gallinas y dejasen allí a los verdaderos hombres.

Reinaldo de Châtillon cabalgaba al frente de la columna de caballería. Los negros tabardos de sus compañeros le ponían ciertamente nervioso pero, con el sol hundiendose en el horizonte y la breve paz al sofocante calor le calmaban a su vez. Entonces, detrás de las rocas por las que giraba el camino apareció otro caballero, también de negro y luciendo la blanca cruz de ocho puntas llegó galopando:

- ¡Mi señor! ¡Una caravana! Está bien protegida pero portan un generoso botín. Creo que deben escoltar a un noble de gran peso. Sugiero que nos retiremos... Es tarde y puede que no les siente bien nuestra visita...

- ¡Chorradas! - gritó Reinaldo- ¡Matemosles como a cualquier otro perro infiel y quedémonos su botín!

El caballero de negro asintió a regañadientes y corrió para colocarse en la columna de caballeros. Se puso tenso y se preparó para el ataque.

Y así fué... como la caravana enviada por el Sultán Ghiyas-Uddin llegó a su fin.
Tras largos meses de preparación y casi cuatro años atravesando tierras inóspitas, la caravana destinada a aplacar los ánimos cristianos tras el incidente en la embajada omaní entre el regente de Trípoli y el heredero gurida y cuyo destinatario no era otro que el Rey Balduino IV, fracasó estrepitosamente en su propósito conciliador.
Tan sólo hubo un superviviente tras el bárbaro, atroz y animal asalto cristiano, un hombre de confianza del Sultán... que tardaría un tiempo en llegar a Peshawar y contar todo lo sudecido aquel aciago dia.
Durante su regreso a Peshawar, este superviviente rememoró una y mil veces las vestimentas de color negro que portaban aquellos animales cristianos. No olvidaría jamás esas imágenes, ni las cruces de ocho puntas de color blanco, ni el nombre del que encabezaba aquella hueste de guerreros... Reinaldo de Châtillon!!!
Tampoco podría olvidar jamás de qué manera aquellos sanquinarios se cebaron en masacrar a todas las gentes que componían la caravana, mutilándolos de mil maneras diferentes e incluso humillándoles antes de darles una muerte nada digna... pues no había soldados que defendieran la caravana de posibles ataques.
El Sultán no consideró necesario proteger la caravana hasta Jerusalén y el destacamento destinado a su protección abandonó su cometido tras pisar suelo cristiano, confiando en que los infieles se comportarían como seres civilizados con una caravana absolutamente indefensa.

PD: buen relato amigo. Perdona que haya metido cucharada personalizando el ataque a una supuesta caravana Gurida, pero es que me lo has puesto a huevo tras lo que habíamos comentado en las embajadas.
Por supuesto, mi parte de tu historia es sólo broma... a no ser que tu quieras lo contrario. :D

Off: No, no, me parece genial. La cosa era una escusa para explicar el porqué del inicio de la guerra con los Ayyubies, pero esto me sirve completamente... Si quieres pedir ayuda a Saladino... xD Total, Damasco ya está tomada, pero eso aún no se sabe :P

Capítulo 2: Graves Consecuencias
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Sin duda aquella ciudad era espectacular. Viéndola era comprensible que tanta sangre hubiera sido derramada por ella. A pesar de todo las calles estaban repletas de vida, como si nada hubiera pasado. Los gritos de los vendedores desde sus puestos, situados a ambos lados de la calle resaltaban entre la multitud. Por un momento planteó olvidarse de su misión y quedarse en aquel mercado toda la mañana.

Los toldos rebajaban bastante la temperatura, cosa que en verano se agradecía mucho, sobretodo tras los largos días de camino que había tenido que recorrer desde el Delta del Nilo hasta Jerusalén. Lo más llamativo de todo es que parecía realmente cierto que todos los habitantes de la ciudad convivían pacíficamente a pesar de sus distintos credos. Sin ir más lejos, pudo ver a un prestamista judío negociar con dos amigos aparentemente uno musulmán y otro cristiano.

Ciertamente aquello le escamaba... Él siempre había defendido que los infieles solo merecían la muerte... o incluso la esclavitud, pues sus creencias eran un insulto para Allah. Sin embargo... Parecía que en aquella ciudad ese odio quedaba aparcado fuera de las murallas...

- ¡Eh tu! ¡Joven! ¡Ven aquí!

El extranjero intentó localizar de donde venía aquella voz. Uno de los mercaderes le llamaban desde su puesto de fruta haciendo señas para que se acercara. Finalmente decidió acercarse... Tenía mucho tiempo así que la misión podría esperar.

- ¡Salam aleikun! No te apetecerá comprar unas cuantas naranjas, ¿verdad? Están extraídas directamente de los árboles de la Alhambra en la lejana tierra de Al Andalus y ¡dicen que son las mejores de todo el mundo! Además su jugo es muy refrescante a estas horas de la mañana... ¡Mira que tamaño! - comentaba alegre el vendedor acercándole una de las abultadas naranjas a su posible cliente.

- Realmente parecen deliciosas... Pero no vengo por fruta, ¿sabe? Mi nombre es Amîn Wa'el... Vengo desde el sur y debo entregar un mensaje al Rey... ¿Dónde debo acudir?

- ¡Ja! ¿Para el Rey? Bueno chico, suponiendo que realmente le busques, lo encontrarás en su corte de la Torre de David, cuatro calles más abajo hacia la derecha... Lo reconocerás en seguida, mi amigo Amîn...

- Que Allah te bendiga entonces, mercader... y... Creo que me llevaré un par de esas naranjas...

El mercader sonrió y Amîn Wa'el pagó las naranjas sin siquiera regatearlas. Todavía tenía un pequeño paseo por delante... ¡Y encima tenía dos suculentas piezas de fruta!

Volvió a desenrollar, una vez más, la carta que debía entregar y releyó el escueto pero directo mensaje. ¿Cómo actuaría el Rey?

Off: Impresionante, has enchufado la broma con tu crónica y además te está quedando de puta madre, jajaja.
Ya espero con ansia la próxima entrega para ver qué decide Balduino IV.
Su reacción respecto a la petición del kurdo será determinante para mi respuesta in-rol (en serio). :D

Gracias Taqui!! A ver si me pongo en otro ratejo que ya tengo algo pensado...

Capítulo 3: Reflexiones
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El patio del Palacio siempre había sido su lugar preferido para reflexionar. Las verdes plantas y el fluir del agua en la bella fuente, iluminadas por la luz argenta de la Luna, proporcionaban una paz sin igual. La ciudad descansaba y eso se notaba pues los pensamientos fluían con mayor libertad. Finalmente se sentó en el borde de la fuente. La cristalina y gélida agua reflejaba su demacrado rostro. Dicen que Dios nos plantea innumerables pruebas a lo largo de la vida. Y él estaba convencido de ello pero... ¿No tenía bastante sufrimiento intelectual debido a las dificultades que acaecían al reino como para tener que enfrentarse a aquel mal físico?

Deslizo dulcemente su mano en el agua y jugueteó con ella unos instantes. El agua le recordaba mucho a la vida misma. Fluía gélida y sin pausa ni fin...

- Buenas noches majestad... - Balduíno se giró rápidamente, algo asustado al oir la voz. - Tranquilícese majestad... Soy yo... ¿Os importa que comparta esta calmada noche con vuestra compañía?

- Por supuesto Raimundo, estimado amigo. No conseguía dormir así que vine aquí para relajarme un poco...

- Ciertamente ha sido un día difícil para todos majestad - Diciendo esto, Raimundo de Trípoli se sentó junto al Rey. Las claras vestimentas de los dos noctámbulos destacaban aún más con el brillo de la luna llena.

- Si... Ese estúpido arrogante de Reinaldo de Châtillon... Siempre supe que acabaría trayendonos serios problemas a todos...

- Por si fuera poco. - dijo casi en susurros Raimundo - han llegado noticias de la lejana India. Nuestro intento de calmar los ánimos de los belicosos líderes locales han chocado de lleno con el visceralismo religioso y el Maharajá Umer ha declarado abiertamente la guerra contra todos los cristianos...

- Malas noticias... si... mi sabio amigo... Pero no os preocupéis. Habéis hecho mucho ya por este reino y agradeceré eternamente la ayuda que me ofrecéis. Mi salud...

- Olvidaros de eso, majestad. Bueno... ¿habéis decidido que responder a Saladino? Por si fuera poco, dicen que se ha auto proclamado Señor de Egipto y Damasco en este tiempo... Una guerra contra él y su Imperio... Sería un desastre sin duda...

- Pero... -interrumpió Balduino. - ¿Qué si no podemos hacer? Creeme que odio tanto como tú a ese monstruo de Reinaldo y se lo entregaría sin problemas pero... ¿No estaríamos traicionando nuestros propios ideales? Levántate, paseemos - dijo Balduino incorporándose con dificultad. - Muchos de los nuestros siguen convencidos de que no hay otra vía para alcanzar la paz que acabando con todos aquellos que no crean en la fé verdadera. Desgraciadamente son nuestros propios hermanos. Y como tal debemos responder por ellos pues somos todos hijos de Nuestro Señor.

- Entonces lo teneis decidido... ¿Verdad Majestad?

- Correcto...

- Os entiendo... En vuestro lugar yo también obraría como vos... Al fin y al cabo... No tenemos otra opción...

- Somos esclavos de nuestros actos, Raimundo, no lo olvideis... Y nosotros ahora lo somos de los actos de Châtillon... Solo rezaré para que Dios entienda nuestros motivos y vele por nosotros... - Afirmó lentamente Balduino.

- Mañana también será un día dificil entonces... Habrá que redactar nuestra respuesta... Y habrá que convocar a todos nuestros caballeros... Que Dios nos proteja...

- Tranquilizaos, amigo mio. Es tarde... Mañana será un largo día como dices... Así que será mejor volver a nuestras respectivas camas.

Y tras despedirse tranquilamente, las dos siluetas se separaron en la noche a descansar. El Destino estaba ya escrito... Los dos líderes llegaron a sus camas conociendo que ese día era el último de la paz que habían mantenido en los últimos tiempos. Pronto, miles de mujeres quedarían viudas y muchos hijos son padre... Las gentes locales tenían razón. Eran unos bárbaros y unos animales. Toda la humanidad lo era. ¿Esa cualidad innata, sería tan eterna como el mismísimo Reino de los Cielos?

off: muy buena, me gusta!

Mi buen Raimundo de Trípoli vuestra destreza con la pluma parece estar a la par que vuestra detreza con la espada. Vuestro relato me ha conmovido, y a pesar de nuestra lejanía, me ha hecho creer en el sueño de Jerusalem

Capítulo 4: Los muros de Damasco
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Había sido una noche fría y difícil. Apenas había pegado ojo, consciente de lo que le esperaba al día siguiente. Sin embargo se sentía lleno de fuerzas y esperanza. Debía estarlo si querían obtener la victoria, hecho que era de vital importancia para el avance del conflicto.

Hasta entonces los choques entre las fuerzas latinas y ayyubies se habían limitado a pequeñas escaramuzas, libradas por las fuerzas de exploración de ambos bandos, pero lo de ese día sería un choque directo a gran escala. Era comprensible sentir nervios y cierto miedo, pero no por ello pensaba dejar que se les escapara aquella oportunidad.

Hacía ya casi medio año desde que el conflicto había sido declarado, y desde entonces, cientos de hombres armados se habían ido reagrupando en torno a las ciudades más importantes, a mandos de los más importantes líderes. Líderes curtidos en decenas de batallas. Líderes que no eran como él.

Muchos de los nobles latinos le habían despreciado por ello. Nunca se había enfrentado a una batalla importante. De hecho hacía poco tiempo que se le había asignado el título de "Señor", poco después de que su padre, Barisán de Ibelín, falleciera y le dejara su pequeña villa en herencia.

Curiosamente estos mismos nobles, eran los mismos que se oponían al Rey y a Raimundo, que, sin embargo, le otorgaban su confianza, con la esperanza de que fuera un digno descendiente de su padre.

Cierto era que la política de Jerusalén le mareaba y por ello prefería quedarse en Ibelín, a cuidar su pequeña villa aislándose casi por completo del mundo, pero no le quedaba más remedio que acudir a la llamada del Rey.

Mucho se había debatido sobre si él, era el hombre ideal para llevar a cabo aquella campaña, pero no merecía la pena recordarlo ya. Solo debía tener esto en cuenta. Él, era Balián de Ibelín, y debería servir con orgullo a Dios, al Rey y hacerse merecedor de sus títulos.

El campamento estaba en plena actividad. Los hombres corrían de un lado para otro, terminando los preparativos. Terminando aún de vestirse su armadura y su almófar, montó sobre su yegua, y al galope se alejó del campamento llegando a la pequeña loma que hacía de cobertura para el campamento, vislumbrando ante sí los muros de la ciudad y los minaretes de ésta.

Aquella ciudad se había mantenido aislada políticamente durante muchísimo tiempo, casi desde tiempos de Mahoma y desde entonces solo se había dedicado a enriquecerse con el comercio hasta que hacía no mucho, los líderes de la ciudad decidieron ponerse al servicio de Saladino. Ahora, la ciudad era gobernada ni más ni menos que por Asad al-Din Shirkuh, tío del poderoso soberano.

La ciudad además era la ciudad más importante en la zona bajo mando de Saladino. Si la tomaban, dejarían aislados los pocos castillos ayyubies al norte de Jerusalén y dejarían a sus enemigos aislados más allá del desierto del Sinaí, dejando así solo un frente abierto. Por no contar con los resultados que conllevaría aquella victoria en la moral de ambas fuerzas...

Tras observar durante unos instantes la ciudad que atacarían en unas horas, jaleó a su montura para volver al campamento.


OFF: Sorrys por la tardanza y por la peor calidad de la crónica, la he hecho con prisa pero es que tenía que hacerla ya xD Un saludo! ;)

off: pero calidad dice! igual de guapa que siempre chaval!!jejejeje qué bien me lo paso con las crónicas ;)

Capítulo 5: El último rugido del León
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Los caballos avanzaban a paso lento y confiado, resguardados tras una pequeña colina. Si los cálculos no le fallaban, la refriega estaría a punto de iniciarse. La guerra ya se prolongaba varios años, y aquella era la campaña más arriesgada e importante en el desarrollo del conflicto. Había quienes la habían catalogado de campaña suicida, pero Dios no opinaría lo mismo y les apoyaría en cualquier momento. A él y a todas sus tropas. De pronto un jinete se acercó al galope desde atrás.

- ¡Balian de Ibelín! ¡Conde de Damasco! Es el momento... la batalla ha comenzado y todo sigue los planes previstos... Será mejor darse prisa. Saladino es un enemigo realmente astuto y seguro que no tardará en sorprendernos.

Solo hacía dos meses que Balian y su ejército desembarcara en el Delta del Nilo, y desde entonces ya habían caído gran cantidad de poblados y una plaza importante. Ahora era el turno de aquel imponente castillo en el que residía el ingenioso enemigo. No podían fallar. Además, el Rey Balduino en persona estaría ya asediando Gaza, y Reinaldo de Châtillon debería estar haciendo lo propio en la última plaza fronteriza del Sinaí. Extrañaba también a Raimundo, que se hallaría solo, encerrado en las interminables guerras políticas de la Inmortal ciudad contra los partidarios de Reinaldo y Guy.

No había tiempo para arengas ni discursos motivadores. Los gritos de la batalla ya se escuchaban al otro lado de la colina y debían actuar. Con un ágil gesto de su espada, los caballeros partieron al galope. El estruendo de los caballos, resonaba en gran medida, justo cuando abandonaron el estrecho y se encontraron con el flanco desprevenido del ejército ayyubi.

Los gritos de la carga sorprendieron a los sarracenos mientras el nombre de Dios se elevaba en el caos, al tiempo que Balian y sus soldados emprendían la mortal cabalgada entre las filas enemigas.

Finalmente los enemigos reaccionaron, y un pelotón de lanceros venidos del interior de África giraron rápidamente, formando un afilado muro de puas. Balian debía reaccionar rápido y busco como pudo a la cabeza ejecutora de la orden. Un pequeño escuadrón de jinetes árabes, situado más allá del muro de lanzas, parecía escoltar al general de todo aquello y, efectivamente, allí estaba erguido, mirándole, sonriendo, retándole con aquella sonrisa. Saladino.

Era una acción suicida. Toda la campaña lo era. Pero no tenían otra. Los caballeros se impacientaban esperando la orden de Balian, antes de estrellarse contra el enemigo, pero era la única opción. Se agruparon, formando una cuña perfecta sin necesidad de que nadie diera la orden, y, cuya primera pieza, era el mismo Balian.

Los soldados ayyubies parecían empezar a asustarse y finalmente llegó el impacto. La blanca yegua de Balian, saltó justo en el momento del choque, derribando con sus pezuñas, el gran escudo que portaba un lancero enemigo, y con esto el soldado cayó al suelo, abriéndose el camino hacia la guardia de Saladino.

Se miraron. Sonrieron de nuevo. Se esperaban. Era hora de que Dios se decantara y pusiera fin a aquello. Era hora de que el León diera su último rugido.

/clap

Gracias :got:

Ismaylive, por lo que he visto en esta campaña, y en la otra, se te da genial esto. Puedes crear un relato larguísimo que genere intriga, tanto como otro resumido que cree la misma expectación o hasta a veces más. Además, lo de la ambientación, con hilo musical, que siempre va acorde con el relato, también está excelente. Por lo del relato, como dije, sigo intrigado, espero que saques pronto la próxima ;)