"¡La desgracia se cierne sobre Persia! El estado Korezmiano se desmorona, los emires de las provincias fronterizas se han rebelado aprovechando el agravamiento de la enfermedad del Shah Ala-Addín durante la última década, y sólo el corazón del Imperio permanece unido. Incluso Samarcanda, la capital, y uno de los centros económicos más importantes de Persia y del Mundo por su importantísimo papel en la Ruta de la Seda, ha sido tomada por los rebeldes, rompiendo así la regularidad de la Ruta y forzando al Shah a retirarse hacia el oeste, a la fortaleza de Urgench.
Pero oíd, oh mis amigos y mis vasallos. Que yo, el príncipe Muhammad, el de la Espada Sagrada, el jinete, el guerrero, el del trigo y la seda, hijo de Al-Addin, vasallo de Allah, no permitiré que esto perdure. Yo traeré el orden al caos, yo pondré a los traidores en el patíbulo, yo sembraré de sal sus entrañas, yo devolveré la prosperidad a las gentes de Persia, yo, encarnación del orden y la prosperidad, pondré a cada uno en su lugar y devolveré a este Imperio su grandeza perdida.
En el nombre de Allah y del Shah Al-Addín, mi padre, soberano kworezmiano, señor de Persia, benefactor de la Ruta, aplastaré a esos rebeldes traidores. Sus gargantas sentirán el peso de mis botas, mis carros y jinetes pisotearan sus mugrientos cuerpos, sus entrañas se retorcerán de dolor, y nunca nadie más osará rebelarse contra la autoridad del Shah, ni privará a sus súbditos de su próspero y comedido gobierno.
Aquí juro ante Allah, en este día de 15 de abril del año 552 de la Hégira (1174 d.C), que no descansaré hasta que esta tarea haya sido cumplida."
Príncipe Ibn Al-Addín Muhammad, heredero Korezmiano.
Palabras de Ibn Al-Addín Muhammad en vísperas de la reunión de los ejércitos Korezmianos ante los muros de la ciudadela de Urgench en el año 552 de la Hégira (1174 d.C.). Decreto Real distribuído por todo el territorio korezmiano.
Tras diez años de una política inestable, el príncipe recupera las riendas del ejército, y se dispone a lanzar una ofensiva militar como pocos recuerdan en Persia. Vientos de guerra y de cambio comienzan a soplar, y al parecer, poco le queda a este breve lapso de decadencia...