Como algunos ya sabréis, en breve abriremos en Madrid una nueva sala de Esgrima Antigua: ARMATURA Academia de Armas.
Armatura abrirá oficialmente el próximo Sábado 8 de Noviembre, a las 10:30 de la mañana. Los codirectores de la sala realizaremos una exhibición con las diferentes armas que se utilizaran a lo largo de los diferentes niveles de aprendizaje y daremos una pequeña charla acerca del funcionamiento y objetivos de la sala, para continuar con un seminario gratuito de introducción a nuestro sistema de entrenamiento. Estáis todos invitados.
La sede de Armatura esta situada en las instalaciones de la Federación Madrileña de Boxeo, C/Payaso Fofó Nº1, en Madrid. El acceso es bastante cómodo en coche (M-30 o M-40, salida Avenida de la Albufera) o en metro (Línea 1, Portazgo).
Según el tratadista militar Flavio Vegecio Renato, Armatura es el nombre con el que los romanos llamaban a un férreo sistema de entrenamiento con armas, empleado tanto en las legiones como en las escuelas de gladiadores. Estos entrenamientos se realizaban con unas espadas de madera denominadas rudis, frente a un poste de 1,8 metros de altura clavado firmemente en el suelo, conocido como palus, que era golpeado mediante diversas rutinas de tajos y estocadas, supervisadas por un instructor de armas conocido como doctor armorum. El nombre de nuestra sala es, por tanto, un guiño a alguno de los sistemas de entrenamiento utilizados en el pasado.
La academia estará codirigida por Miguel Díaz de Espada, presidente de la Asociación de recreación histórica Clan del Cuervo, y por Álvaro Martín, presidente de la Asociación de recreación histórica Ludus Hispaniense, alumnos directos del Maestro de armas Javier Gutiérrez desde los años 99 y 95 respectivamente, ambos con experiencia en la esgrima histórica, escénica y en recreación histórica.
Esta sala nace con el objeto de proporcionar a sus alumnos un sistema de entrenamiento estructurado que les permita mejorar de forma progresiva su habilidad marcial con una variada panoplia de armas y aumentar la comprensión de todos los aspectos técnicos, estratégicos y sicológicos presentes en un combate, desde una perspectiva marcial, histórica y escénica.
Nuestra Armatura está estructurada en varios niveles de aprendizaje, con el uso de forma progresiva de diferentes armas y simuladores y siguiendo, por lo general, la siguiente regla: de armas más ligeras a más pesadas y de armas de madera a metal. Así, trabajaremos (entre otras armas) con:
-palo de 65 cm y 90cm.
-palo acolchado
-espada corta
-broquel
-palo largo (2 metros)
- espada ancha
- hacha a una mano, maza
- escudo
- lanza
Cuando hoy en día nos enfrentamos al reto de recrear la esgrima practicada en la Antigüedad y el Medioevo, la dificultad más inmediata siempre resulta garantizar la seguridad. Esta seguridad no solo es fundamental a la hora de no sufrir ningún accidente, si no que además es imprescindible ya que cualquier entrenamiento en el que el alumno no se sienta seguro, imposibilita un aprendizaje correcto por la acumulación de estrés. Sin embargo, nuestros antepasados también se encontraron ante este mismo problema y para resolverlo generalmente se recurrió al uso de un armamento simulado de madera, junto a protecciones acolchadas o de cuero endurecido, y armas negras desprovistas de filo. El uso de este tipo de simuladores aparece documentado profusamente; del uso de palos acolchados en el Antiguo Egipto, pasando por los entrenamientos con palos en el ejercito de Alejandro Magno, el armatura romano, los hallazgos arqueológicos de espadas de madera en la Tardoantigüedad y Alta Edad Media o a las armas y armaduras de entrenamiento y torneos –arma cortés- a partir del siglo XIII, por citar algunos ejemplos.
Por tanto, o bien se sacrifica el realismo en el desarrollo de la técnica, o bien se sacrifica el realismo de las armas empleadas, pero utilizar ambas cosas al mismo tiempo resulta algo sencillamente imposible, pues el uso combinado de armamento real y técnica realista estaba concebido para matar a seres humanos. Las armas negras nos obligan a limitar la potencia y la velocidad, y con ello se falsea el trabajo biomecánico necesario para alcanzar ambas, o el mismo control del timing. Y, evidentemente, los aspectos sicológicos de un combate real son irreproducibles en un gimnasio. Por este motivo, en Armatura usamos todas las armas, herramientas y simuladores disponibles, para de forma gradual acercarnos a la realidad de un combate con armas, sin perder nunca de vista la seguridad de los miembros de la sala.
Desde una perspectiva docente, es preciso tener en cuenta que el nivel de un luchador no sólo está condicionado por la efectividad del sistema marcial que practica, sino por la existencia de una correcta disciplina de entrenamiento que le permita asimilar de forma eficiente los fundamentos de dicho sistema. Por tanto, para la reconstrucción de un arte marcial del pasado, no sólo debemos centrarnos en recrear una serie de técnicas, o incluso el sistema en su conjunto, sino también las herramientas que se empleaban en el proceso de enseñanza.
Al pensar en la “esgrima medieval”, inmediatamente nos imaginamos el sangriento desarrollo de una batalla o un duelo a muerte. Sin embargo, ambos sólo eran la culminación de un largo, oscuro y rutinario proceso de aprendizaje con armamento simulado. Para mucha gente ésa es la auténtica esgrima, mientras que un combate semilibre con limitaciones en los blancos, o empleando armas de madera, no es “real”. Pero esta obsesión por alcanzar un supuesto “realismo” en el armamento empleado puede llevarnos a paradojas tales como, en nuestro intento por recrear un fenómeno del pasado, hacer cosas que en realidad los protagonistas de dicho fenómeno jamás hicieron. No se trata, por tanto, de deportivizar un arte marcial, pues el mismo concepto de deporte es moderno: un guerrero medieval jamás pensaría que un torneo era una situación remotamente similar a la de una batalla, pese a que, como hemos visto, en su época se los considerase una experiencia extremadamente útil para la guerra.
En definitiva, en nuestra Armatura no intentamos únicamente reproducir un entorno de combate “real”, pero al mismo tiempo seguro, mediante el uso de un determinado armamento simulado, sino el proceso de aprendizaje que permitía a un guerrero del pasado poder combatir de forma efectiva, llegado el caso. No tratamos de asumir el rol del caballero medieval luchando a vida o muerte -algo que, en sí mismo, resulta imposible-, sino comprender, en la medida de lo posible, el arte marcial que éste practicaba.
Un saludo cordial
Miguel Díaz de Espada
Alvaro Martín.
Academia de Armas Armatura.