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Karst-Hadrat (Cartago), el imperio de los mares
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TEMA: Karst-Hadrat (Cartago), el imperio de los mares

Karst-Hadrat (Cartago), el imperio de los mares 26 Feb 2008 22:51 #925

  • Baal Catalunya
Mod: Europa Bareborum 1

Dificultad de campaña: Difícil.

Dificultad de batalla: Muy difícil.

Re: Karst-Hadrat (Cartago), el imperio de los mares 26 Feb 2008 22:52 #926

  • Baal Catalunya
1 . Nuevos horizontes:
Aunque es extraño que en África llueva, justo en esta noche en que he debido salir de casa a pie y sólo acompañado por un guardaespaldas, tiene que llover enormemente. Después de esquivar varios charcos y a otros peatones que corrían a refugiarse de la tormenta he llegado a la plaza principal, donde me dirigido al inmenso edificio que la domina. Después de entrar y hacer muchas vueltas he accedido a una pequeña habitación, dónde hay una mesa rectangular con bancos rodeándola, dónde se sientan los que también han sido convocados a la reunión. Uno de ellos me dice:
- Ya era hora de que llegaras – Me dice bruscamente Hanno, gobernador de Lepki, y me pregunta con burla - ¿O es que estar tanto de tiempo con los bárbaros te ha afectado el cerebro?
- Hombre, no te negaré que gobernar Mastia es un trabajo agotadora – le contesto – pero gracias a Baal las ciudades establecidas por nuestros antepasados los han civilizado bastante.
- Cuando acabáis de discutir , nos podremos poner al trabajo – nos interrumpe Bomilkar, gobernador de Adrumento – Porque supongo que Mago no nos habrá convocado por ponernos a charlar.
- Como tú has dicho, el que hoy debemos tratar es un asunto muy importante – dice Mago, uno de los sufetas (es semejante al consul romano), con tono muy solemne – Como ya sabéis, últimamente el mundo ha cambiado mucho, quizás demasiado, y las leyes y normas establecidas por nuestros antepasados, aunque son llenas de justicia y de razón, ya no son aptas por poder sobrevivir. Aunque hemos recuperado nuestras posiciones en Sicilia, tras el ataque de Pirrus en que sólo in extremis nos salvaremos de la expulsión, nuestras posiciones no estarán seguras hasta que no conquistamos toda la zona griega de la isla. Aquí nuestros peligros son sobre todo dos ciudades, Siracusa al sur, donde Hieró, un antiguo soldado epirota, se ha convertido en nuevo rey, y al norte la ciudad de Mesina, esclavizada por los mamertinos, mercenarios rebeldes de origen campaniano que saquean toda Sicilia. Un golpe conseguido esto, iremos a Mauritania a recuperar las colonias que los reyezuelos númidas y maures nos han usurpado. Y un golpe los hayamos expulsado, el que creo que deberemos hacer se abandonar nuestra política de sólo comercio y hacernos un imperio a la manera helenística, sometiendo a los pueblos que se negaran a reconocer nuestra autoridad. Creo que un buen principio seria Hispania, porque posee muchos de recursos metálicos y agrícolas, hecho que nos dotaría de una buena economía, y sobre todo del más importante, de unos soldados duros y austeros, algo salvajes pero bajo nuestras órdenes los disciplinaremos. Que pensáis de este plan?
- Antes de dar mi opinión, quiero que me resolvéis unas dudas – inquirí Bomilkar - ¿Por qué esto, que afecta tanto a nuestro pueblo se debe decidir en una reunión privada y no en el Senado? ¿Y sobre todo, por qué nosotros?
- Con respecto a la última pregunta simplemente te diré una cosa obvia, sois los líderes de las diferentes facciones senatoriales, de hecho el que decidís vosotros se que se vota. Y con respecto a la primera se por el hecho que quiero que esto se mantenga secreto, que nadie de los desgraciados que hemos de enviar a l’Inframundo se entere de los planes y por evitar que en vez de masacrar un grupo de labradores nos hayamos de enfrentar a un grupo de soldados armados hasta los dientes. ¿Ahora qué decís?
- Yo estoy de acuerdo – contestó Bomilkar.
- Todo lo que sea ganar dinero – dijo sonriente Hannó – podéis contar conmigo.
- Si el que me decís de hecho, se que al final en vez de gobernar sobre cuatro ciudades y un grupito de poblados llenos de incivilizados tengo que ser el líder de una provincia rica y prospera llena de muchos soldados valientes y obedientes yo digo que si – dije – Pero tengo una duda, ¿cómo pagaremos las tropas que deben someter a los siciliotas (griegos de Sicilia)? Porque en las arcas de Karst-Hadrat aunque entran muchos de dinero también salen muchos más.
- Lo que haremos, ahora que no nos afrontamos a grandes amenazas, – intervino Carthalo, gobernador de Karali y el otro sufeta – es licenciar parte de nuestras tropas, sobre todo guarniciones y parte de la armada. Después con las ganancias aparte de pagar nuestros hombres empezaran una gran política comercial, mejorando puertos y carreteras sobre todo, por hacer aumentar nuestro comercio.
- Muy bien, ¿alguna pregunta más? – al ver que nadie decía nada Mago gritó – Pues bien. ¡¡¡¡ Que los dioses nos sean propicios y nos acompañen a nosotros y a nuestros hijos por estos nuevos horizontes!!!!

Re: Karst-Hadrat (Cartago), el imperio de los mares 26 Feb 2008 22:52 #927

  • Baal Catalunya
2. Primeros pasos:
Ahora se levanta el Sol, los criados entran a mi tienda por ayudarme a vestir. Mientras me visto pienso en los últimos grandes cambios que han sucedido por nuestro pueblo, cambios que llevando a un nuevo horizonte. Siguiendo las órdenes dadas por Mago en aquella nocturna reunión me embarqué con las tropas que me habían dado, consistentes en infantería libifenicia que lucha a la manera griega, infantería libia que combaten como hostigadores pesados, infantería ibérica y caballería de la misma nacionalidad que lucha a la manera númida.; hacia a Lilibeo, la gran ciudad púnica, dónde descansamos unos días. Después nos dirigimos al reino de Siracusa iniciando así la última campaña contra esta poderosa metrópolis.
Cayeron ante nuestros pies las ricas y fuertes Camarina y Hiela, habiendo en esta última una brutal batalla en que nos enfrentaremos a las huestes helénicas, dirigidas por Hiero por persona, que aunque lucharon como héroes fueron derrotados y huyeron con su monarca verso la capital. Intentamos ir directamente a sitiar Siracusa, pero Camarina se rebeló y mientras la aniquilábamos, los griegos se reforzaron. Aparte de la creación de nuevas divisiones de hoplitas siracusanos, se reclutaran labradores que sirvieron como arqueros y hostigadores y el apoyo de unidades rebeldes del ejército epirota como la caballería de élite tarantina o hostigadores pesados.Además el problema que tuvimos es que cuando Camarina volvió a nuestra obediencia se que emisarios de Hieró habían establecido contacto con los libios, nuestros sirvientes, que se levantaron obedeciendo al odio que tenían contra nosotros, sus amos legítimos, además parte de nuestros aliados sículos (tribus autóctonas del interior de Sicilia) agredieran traidoramente a las ciudades sículas de Segesta y Erice, pero como que recibieron refuerzos nuestras no cayeron. Estaba cerca de mi objetivo, pero temiendo que las rebeliones pudieran poner en peligro nuestras ciudades informé de mis temores a Cartago. Me dijeron que me tranquilizada, que Bomilkar, el nuevo sufeta, ya reunía un ejercito por borrar del mapa a los traidores africanos y que con respecto al asunto sículo, aunque no los podíamos destruir nuestras guarniciones mantenían el orden; en resumen, que el mejor que podía hacer era aniquilar a Siracusa, cosa que empecé a cumplir diligentemente.
Poco después me planté delante de la polis, empezando los trabajos de asedio. Aunque ellos estaban en inferioridad numérica sabía que las divisiones que tenían eran hoplitas siracusanos, caballería tarantina y una gran diversidad de auxiliares desde honderos hasta lanzadores de lanzas pesados, cosa que me hacía temer que si los atacaba aunque ganara tendría muchas bajas, demasiadas. Teniendo en cuenta todo esto y el hecho que a los griegos no se los quedaba ningún gran ejército de campaña decidí esperar a que la gana los hiciera salir. A la cabeza de cinco meses salieron las tropas siracusanas lideradas por el rey Hieró iniciando así una dura batalla, porque aunque nosotros los superábamos en número claramente ellos lucharon con valor propio de un espartano, por cuanto sabían que si eran derrotados Siracusa caería en manos púnicas y que todas las luchas que emprendieron sus antepasados no habrían servido para nada. Pero aunque lucharon bravamente, en el campo de batalla los matamos a casi todos, entre ellos Hieró; los escasos supervivientes se refugiaron a la ciudad pero conseguimos entrar por la puerta de la muralla y los aniquilamos a todos. Así cayó nuestra gran rival.
Aunque pensábamos que ya habíamos acabado con los siciliotas, poco después me enteré de una mala noticia. Un noble siracusano llamado Antikras, que había huido de la ciudad antes de nuestro ataque, se proclamó a Catania, una polis cerca de la frontera con el territorio mamertino, nuevo rey de Siracusa y empezaba a reclutar una hueste para expulsarnos.
Decidí informar de las nuevas a Cartago, por pedir permiso por acabar con Antikras y también por saber qué hacer con Siracusa. Respeto a esto último me dijeron que la convirtiera en un reino vasallo a la República y que por rey pusiera a un siciliota de probada fidelidad a nosotros. Con respecto a Antikras me ordenaron que esperara unos refuerzos consistentes en infantería libifenicia hoplítica, que eran las tropas que habían participado en la campaña contra los libios rebeldes, porque esta ya había acabado con una victoria absoluta.
Mientras los esperaba, busqué un buen candidato como rey. Tras mucha búsqueda lo encontré en la figura de un noble de Morgantina, denominado Demostenes. Al poco de su coronación, llegaron los refuerzos púnicos y enseguida me dirigí al norte a enviar al Hades a Antikras.
Hacía tres días que somos de marcha. Somos a las proximidades de Catania. Ayer por la noche los exploradores me informaron que Antikras está reuniendo sus huestes a la capital por prepararse por el combate. He ordenado a los exploradores que hicieran vigilancia por si Antikras salía de la polis, y si sucedía algo me avisaran. De esto hace ocho horas. No han dicho nada.
Mientras me acabo de vestir y me preparo por almuerzo, de golpe entra uno de mís guardianes que me dice:
- Señor, los exploradores informan de que Antikras ha salido de Catania....
- Que listo, seguramente nos quiere atacar ahora que todavía los hombres están las tiendas. -Empieza a gritar - Avisáis a todo el mundo! Xafarranxo de combate! En menos de un minuto quiero todos los hombres en formación!
- Pero, señor...
- Ya lo sé que los hombres no se los gustará ir a luchar con el estomago vacío, pero cuando más pronto aniquilamos a los rivales más pronto comeremos.
- No se esto, el que quiero decir es...
- Tranquilo, seguro que los hombres aunque tengan sueño si los animamos lucharán bien.
- Es que...
- ¿¡¿¡Si no es nada de lo de antes a que te refieres?!?!
- Que Antikras si que ha salido de la ciudad, pero no nos quiere atacar sino que se retira hacia Naxos, al norte.
- ¿Pero Naxos no se en territorio mamertino?
- Si, pero el que pasa es que Antikras ha visto que con su ejercido no nos podía derrotar y ha pactado con los mamertinos la huida de él y de los suyos a Naxos. A Catania no queda ningun soldado.
- Lástima que se haya ido, ahora ya será menos divertido. Vamos, vamos a tomar la ciudad. Vamos a hacer nuestros primeros passos.?

Re: Karst-Hadrat (Cartago), el imperio de los mares 26 Feb 2008 22:53 #928

  • Baal Catalunya
3- Un nuevo mundo (1ra parte):
- Señor, los exploradores nos informan que somos a menos de una jornada de Esparta
- ¿Cuántos hombres hay?
- Bien pocos, sólo la guardia personal de Nikanor Aithalidos Attikos y un pequeño ejército cerca, pero la mayoría de las tropas helénicas están a Corinto, por lo tanto como mínimo tardarán siete días al llegar hasta Lakonia.
- ¿Un momento! ¿Nikanor no se el heredero de la Liga Cremonida?
- Si, aunque es joven tiene las habilidades y inteligencia de su padre, Cremonides; esto y el hecho de ser descendente del fundador de la Liga le ha abierto muchas puertas.
- Muy bien, haremos una buena cacería. Ordena a los hombres que aceleren la marcha, esta noche quiero acampar ante Esparta.
- Sí, señor.
Mientras veía como mi segundo oficial, Aderbal, se dirigía enérgicamente a hacer acelerar el paso de las tropas, de golpe me volvieron la mente las historias que me había explicado my padre de cómo habíamos llegado hasta allí, de cómo las tropas de la República habían logrado objetivos que hasta aquel momento a los de mi propia nación sólo se los parecían sueños de mentes alocadas por las historias de granos conquistadores.
Tras la caída de Catania y la aniquilación de los rebeldes sículos my padre emprendió la última campaña que hicieron los púnicos a la isla, en la que finalmente se consiguió la supremacía de la República de Karst-Hadrat en Sicilia. Al inicio del verano salió de Palermo, la más grande y rica ciudad nuestra de la isla, y siguiendo la costa norte se topó con la ciudad de Cefalú, donde Antikras tenía su hueste. Aunque tenía pocos hombres, y hacía unos meses había perdido muchos en un combate contra unos grupo de romanos que había desembarcado por culpa de una tormenta, él sabía que los mamertinos no serian a tiempo de ayudarlo ,y además como que no esperaba la presencia de sus rivales no tenía la ciudad preparada por hacer frente a un asedio, por lo tanto decidió a regañadientes a hacer frente a campo abierto a mi padre. En poco más de media hora los exterminaron a todos, incluido en Antikras. Aunque mi progenitor pensaba que no habría más oposición hasta llegar a Messana, por cuanto creía que como que los mamertinos explotaban de manera tan salvaje a las poblaciones que estaban sometidas a ellos que la gente lo acogería como liberador, el camino fue largo y difícil por el hecho que, aunque la mayoría de las ciudades se rendían a la primera, nuestros rivales eran unos soldados buenísimos y uno de ellos valía por cinco de nuestros, pero a merced de nuestra astucia y constancia redujo los núcleos rebeldes y al cabo de muchos de meses su campamento se plantó delante de Messana, iniciando el asedio.
A veces hacemos planos sobre nuestro futuro, planos que a nosotros nos parecen grandes y que nos conducirán a un camino más propio de semidioses que de simples mortales, pero de golpe un hecho fortuito, una casualidad, los hace que los cambiamos completamente y que tengamos a nuestras manos un destino que ni en nuestros sueños más locos nos hubiéramos podido imaginar. Esto es lo que hemos dijo mi padre sobre el que le sucedío un día, un buen día en que llegó a su campamento un macedonio denominado Soló, un mercader originario de Demetria a Tessàlia especializado en el comercio de vino.
Su negocio venía de familia, por cuanto su abuelo había sido uno de los proveedores oficiales de Alexandre. Durante muchos años su campo de acción había estado sobre todo el mar Egeo y el abastecimiento a ejércitos sin importarle la nacionalidad, negándose sólo si eran enemigos de Macedonia, porque era un ferviente seguidor del rey macedonio Antigonas Gonatas. Ganaba muchos de dinero y tenía todo el que un hombre pudiera desear, como una mujer, muchos hijos, una gran casa, un buen negocio y una amante muy buena. Su vida era perfecta hasta que la guerra llegó a Tessàlia.
Hacía años que Cremónidas, un general ateniense de origen etolio, había conseguido la creación de una liga, que recibió el nombre de Cremonida en honor a su promotor, que unía a los rivales del reino de Macedonia por abatirlo y conseguir la libertad de las polis griegas. Las ciudades más poderosas eran la rica Rhodos, la culta Atenas y la dura Esparta. Aunque sus fuerzas eran escasas consiguieron un seguido de victorias rotundas, en parte gracias al hecho de que los macedonios tenían abierta una guerra contra los de Epiro, expulsando en poco tiempo los macedonios de Corinto y de la isla de Eubea. A las ciudades que caían a manos de los aliados se iniciaba una salvaje tormenta de purgas y ejecuciones sumarías siendo exterminados los elementos promacedonios, o la inmensa mayoría de las veces pobres desgraciados que eran acusados por sus propios vecinos, familiares y “amigos” por oscuros motivos . Soló hacía tiempos que temía por su seguridad por cuanto observaba que más bien temprano que tarde los macedonios perderían Tessalia, y como cualquier empresario tenía muchos rivales que a la primera de cambio lo entregarían en bandeja a los griegos, aparte de ser un reconocido partidario de los macedonios. Decidió trasladar el negocio a un lugar más tranquilo, puesto que como dicen los indiketes “hace falta tener siempre una piedra a la faja” y si tenía que huir no estaría en la miseria.
Tras remirar y buscar encontró que el lugar ideal sería la Campania, un lugar tranquilo, muy fértil, donde prosperaba un potente negocio de producción de vino que se exportaba hasta Iberia y la Galia. Aparte de comprar una casa, de las más lujosas de Neapolis donde envió enseguida su familia, compró gran cantidad de viña y de lagares mientras se vendía parte de sus propiedades a Tessalia, excepto su casa y ciertas propiedades por si volvían los buenos tiempos. Pero un día pasó el que más temía.
Los griegos, liderados por el rey espartano Akrotatos Agiados Lakedaimonios, forzaron la entrada de las Termopilas, que es la que lleva a Tesalia, y arrasaron la ciudad de Metrópolis. Ocuparon poco después Demetrias huyendo Soló, sólo un paso adelante del de las tropas de la Liga, en dirección al mar dónde se embarcó por ir hacia Neaopolis. Por el camino se decidió parar en Sicilia por tratar con nosotros sobre la posibilidad de hacer negocios. Por esto fue a habla con Hamalcar, la máxima autoridad púnica a la isla, para conseguir un trato comercial. Pero mientras Soló hablaba, mi padre estaba pensando con otra clase de negocio, en uno de basado en tributos, saqueos, ciudades expoliadas y tropas mercenarias de élite. Por lo que había entendido en Macedonia sólo le quedaba la patria madre, la isla de Lesbos y Ambrakia, la reciente conquistada capital de Epiro; por lo tanto toda ayuda la agrecedirían. Aunque sólo los ayudaran sin quedarse ningunode los territorios, del solo saqueo de Grecia se podría obtener un gran botín, o como mínimo se podrían obtener mercenarios excelentes, como los arqueros cretenses que eran capaces de tapar el Sol con su lluvia de flechas. Además, si Macedonia volvía a ser poderosa podría mantener a raya a los epirotas, por cuanto aunque habían perdido la capital Pirrus había sometido todo Iliria, tierra salvaje plena de brutales y valerosos guerreros, y señoreaba la cuesta sur de la Magna Grecia hasta Rhegion; cosa que hacía posible una segunda invasión epirota de Sicilia. Absorto en estos pensamientos tomó una decisión de grande influencia en el futuro, la intervención de Karst-Hadrat en la guerra de Grecia.

Re: Karst-Hadrat (Cartago), el imperio de los mares 26 Feb 2008 22:53 #929

  • Baal Catalunya
4- Viejas glorias:
Era un día claro de primavera, sin nubes ni nada que obstaculizara un Sol brillante que quemaba la piel. Lo único que evitaba que pareciera que estuviéramos en lleno verano era un vientecito suave que provenía del norte que refrescaba enormemente el ambiente. En resumen, que hacía el tiempo perfecto. Además hoy no tenía ningún trabajo por hacer, porque que ayer había acabado toda la tarea administrativa que debía hacer, o sea que me podía dedicar a contemplar las jarras áticos que se habían encontrado en las últimas obras a Cidonia (capital de Creta). Aunque tenían algún desperfecto estaban bastando bien conservados. Las escenas, por cuanto era de figuras rojas, se veían claramente, quizás algo sucias, pero se observaban claramente. En una de las mejores se veía como un hoplita ocia a un jinete persa, hecho que me hacía pensar en lo que había cambiado el mundo desde el tiempo en que las pequeñas y ariscas polis griegas derrotaron al todopoderoso y omnipresente Imperio Persa a la presente situación en que aunque la cultura griega se había extendido hasta las inhóspitas regiones de Bactria Grecia estaba completamente sometida a pueblos, concretamente a los romanos, los macedonios y a mi pueblo, que antes habían despreciado considerándonos pobres, bárbaros y estúpidos de la peor clase.
- Señor, ¿en qué pensáis? –Me preguntó mi secretario, Abdelmerkart.
- En nada, en nada – contesté- ¿De qué hablábamos?
- De que escribiríamos en la crónica que quieres hacer sobre la campaña púnica en las tierras helénicas. Ahora me hacíais un resumen general de los hechos.
- A si, como iba diciendo tras la rendición de Messana, en un duro y cruel día de invierno, me embarqué hacia Karst-Hadrat por ver si conseguía autorización por mi plan. Pero antes de ir ordené la colonización púnica de los antiguos territorios que controlaban los mamertins, por cuanto la brutal campaña y la explotación tiránica de los mamertinos habían provocado una fuerte mortalidad y muchas ciudades habían quedado despobladas.
Como te puedes imaginar el Senado púnico al principio se opuso completamente, y el Consejo de los Ancianos cuando hacían una revisión de mi campaña a Sicilia, aunque reconocieren que lo había hecho magistralmente y me había comportado como un auténtico hijo de Karst-Hadrat, recomendaron que durante cierto no tuviera ningún cargo público por sufrir delirios de grandeza. Pero con el tiempo mis partidarios convencieron a cada vez más gente de las ventajas que tendría esta expedición militar, sobre todo el prestigio y los beneficios comerciales que se obtendrían, y finalmente el Senado accedió gracias de la presión de mis partidarios y de algún que otro soborno. El problema es que estalló en África una fuerte epidemia que provocó una grave mortandad. El ejército que había combatido a mis órdenes también quedó infectado, sólo salvándose los hoplitas libio-fenicios. Como que con estas fuerzas obviamente no podía hacer ninguna campaña contra la poderosa Liga Cremonida, decidí centrarme primero en un objetivo secundario pero muy útil, Creta.
Creta era una isla salvaje, cubil de piratas y de bandidos de la más baja estofa, tiranizada por criminales. Por su posición estratégica había sido objeto de numerosos ataques de la Liga Cremónida, que aunque fracasaron estrepitosamente provocaron grandes bajas en las filas cretenses. Por lo tanto, Creta era un objetivo factible con las pocas fuerzas de que disponía.
En una breve campaña toda Creta cayó a las botas púnicas. Esto provocó un grave impacto en el mundo griego, por cuanto ahora se vio claramente que la era de las polis griegas llegaba a su declive habiendo una nueva amenaza de los bárbaros sobre Grecia.
Mientras esperaba la llegada del resto de la tropa, por cuanto la peste había desaparecido, inicié contactos diplomáticos con los macedonios por negociar nuestro apoyo a la lucha contra los helénicos. Como té puedes imaginar se alegraron mucho nuestra oferta, porque aunque habían conseguido capturar la región de Ambrakia a los epirotes junto con su capital los griegos estaban abriendo paso verso a Macedonia y se temía que tarde o temprano esta pudiera caer. Hablamos sobre el botín que obtendría cada parte, quedando acordado tras muchas conversaciones que los púnicos podríamos saquear todas las ciudades que capturáramos y sólo debíamos dar a los macedonios la isla de Eubea, el Ática y la Tesalia mientras los cartagineses poseeríamos la Península del Peloponeso y la isla de Rodas y a cambio pagaríamos a los macedonios una renta durante cierto tiempo como ayuda militar.
Envié muchos espías en Grecia que obtuvieron mucha información muy útil, en grande parte gracias a Soló de Demetrias por cuanto en saberlo decidió prestar su ayuda a nuestra causa y puso a nuestra disposición su extensa red de contactos. Con ella supimos las debilidades de nuestros enemigos.
Cuando tuve a todo mi ejercido reunido, me embarqué por iniciar la guerra. Por sorpresa desembarqué a Eubea capturándola enseguida porque no estaba defendida por ningún soldado griego. Poco después entré en Atenas rápidamente, gracias a que mis agentes me abrieron la puerta, dónde maté a de Doros Aithalidos Attikos, hijo de Cremónides.
Viendo que el rey espartano Akrotatos Agiados Lakedaimonios movilizaba gran cantidad de tropas en defensa de Corinto, y además los griegos estaban fortificando Demetrias, decidí que el mejor sería conquistar Rodas, mal defendida. Una vez caída, siguiendo la costumbre púnica, creé uno reino vasallo liderado por un noble indígena denominado Demarato. Aunque al principio todo parecía que iba bien, con el tiempo se descubrí que el problema era que los de la isla eran de un carácter muy rebelde y sólo mí presencia evitaba una revuelta general; además alguien debía liderar mi ejercito, y no había cerca otro comandante que lo pudiera liderar.
Pero un buen día se presentó por sorpresa mi hijo Hamalcar, un joven de dieciocho años que no obstando era de mente despierta y penetrante siento el primero en las pruebas físicas y en las mentales. Por lo tanto era el mejor candidato a aplastar a los griegos. Teniendo en cuenta todo esto un día lo denominé estratega de las fuerzas de Karst-Hadrat a Grecia. Al mismo anochecer de su nombramiento Hamalcar embarcó sus tropas y se dirigí a Lacedemonia, capturando su capital tras un duro y breve combate. Ahora a los de la Liga se los quedaba una sola ciudad, por cuanto poco después Tesalia fue recuperada por los macedonios con ayuda de mi primogénito, pero el rey espartano se negó a cualquiera posibilidad de pacto, diciendo que como dijo su antecesor que si quería las armas las fuera a buscar.
Aunque los griegos tenían bonos soldados dispuestos a morir por recuperar la vieja gloria de Grecia estos eran demasiados escasos por poder hacer una campaña en condiciones, por lo cual contrataron gran cantidad de mercenarios desde gálatas a tesalios. Los nuevos soldados fueran puestos bajo las órdenes de Eucherios Keios, estratega de Corinto, que decidió sitiar Atenas, pero la amenaza fue contrarrestada gracias a Juba, el mejor asesino que ha trabajado nunca a mis órdenes, que lo mató. Como que no tenían ningún comandante sus hombres se decidieron retirar al territorio de la Liga Cremónida, pero el problema fue que con estos hombres Akrotatos Agiados Lakedaimonios consiguió reunir un ejercido poderoso.
Aunque creía firmemente en la victoria mi hijo temía que perdiera demasiados hombres, por lo tanto decidió preparar una trampa por alejar las huestes griegas de Corinto, ciudad que si caía supondría la disolución de hecho de la Liga.
Él sabía que por sus rivales Olimpia tenía un significado muy importante como elemento identitario de los helenos, hecho que llevaba a la clara suposición de que ellos harían todo el posible por recuperarla si caía a manos de los “bárbaros”.
Como que estaba poco defendida Hamalcar envió una división hoplítica a ocuparla, división que fue aniquilada por la totalidad de las tropas grigas comandadas por el heredero Eudamidas Eurypontidos Lakedaimonios. Pero mientras este era fuera Hamalcar ocupó Corinto, hecho que provocó la rendición de la inmensa mayoría de las polis que todavía apoyaban a los de Liga, y ejecutó al rey de Lacedemonia. Poco después se lanzó contra Eudamidas Eurypontidos Lakedaimonios borrándolo del mapa junto con sus hombres.
Como ya sabes, poco después mi hijo y yo, aprovechando que a Ruedas las cosas s’habían calmado, fuimos a Corinto donde proclamamos la disolución de la Liga Cremónida y el establecimiento de la Liga Helénica, formada por el Peloponeso y la isla de Rodas, ata que se de hecho un protectorado nuestro.
- Y aparte de todo esto, a nivel de la República en general que ha sucedido que deba salir a la Crónica?
- Hombre, seguro que la destrucción de gran parte de Creta por culpa de un terrible terremoto tiene que salir. Cómo puedes comprobar, mirando Cidonia desde la terraza dónde somos, los daños serían apocalípticos y la mortalidad tanto brutal que he debido enviar gran cantidad de colonos africanos a repoblarla y venir hasta aquí a dirigir la reconstrucción.
Las otras cosas, importantes sí que lo son, como la muerte del venerable Magó pero no creo que afecten a la narración. Ahora que pienso, la traición de los romanos sí que se importante por cuanto causó gran conmoción entre nuestros, porque aunque nosotros respetaremos la alianza entre nuestros pueblos hasta límites demenciales, como cuando capturaremos Rhegio a los epirotas y la daremos a los romanos puesto que según el tratado los púnicos nunca podíamos poseer ninguna ciudad en Italia, ellos lo rompieron por los botines obtenidos del saqueo de nuestras costas.
Como que en Grecia la guerra se ha acabado Hamalcar y sus tropas han ido A Karst-Hadrat por recuperar el más rápido posible las ciudades que nos usurparon los númidas y mauros por después hacer recordar a los latinos al precio de la traición.
- Por cierto, una cosa que no he acabado de aclarar, por el que he sentido usted tiene un propósito que por lo que dicen si lo consigue nos podría dar la soberanía mundial. ¿Hay algo cierto en este rumor?
- Sí. Por lo que me han dicho muy al norte existe un pueblo salvaje y feroz pero que militarmente se muy poderoso, tanto que hasta todo el intento que llevó el rey de reyes Darío I de someterlos fracasó espectacularmente y de poco que no le cuesta la vida. Dicen que combaten de una manera completamente diferente, matando a sus enemigos de forma que estos no saben quienes es su asesino y lo hostigan de manera feroz hasta cuando se retiran. El problema es que viven muy lejos, y una expedición por llegar sería muy costosa y muy larga, pero si sus guerreros militaran a nuestras filas nuestras tropas serían imparables, y quizás evitaríamos el causante de la desgracia de las polis griegas.
- Qué es el causante?
- El enmirellamiento enfermizo en las viejas glorias en el pasado, el hecho de cerrarse mentalmente sin dar ninguna posibilidad a admitir nuevas situaciones ni ver que el mundo ha cambiado y que las reglas de nuestros padres ya no sirven. Esto es lo que ha perdido a los griegos. ?

Re: Karst-Hadrat (Cartago), el imperio de los mares 27 Feb 2008 01:35 #949

  • Baal Catalunya
5- Nuevos dominios:
Estamos en la primavera, todos los campos alrededor del oppidum están completamente florecidos, con unas amapolas de color rojo que eran una delicia celestial verlas, tanto que todos los mortales, aunque tuvieran mucho trabajo, se estaban muchas horas mirándolas sobrecogidos por tanta belleza. Pero si te fijabas en sus ojos, se podía observar que eran tristes y apagados, pues tanta belleza roja se los hacía recordar la matanza que había habido hace poco.
Hace unos meses, rompiendo todas las leyes y reglas establecidas por las naciones civilizadas que son respetadas hasta todo por los bárbaros, Roma ordenó a su flota que saqueara las costas de la isla de Córcega iniciando una brutal guerra naval. Tanto fuerte fue que el regreso d l ejército, liderado por Hamalcar hijo, que estaba en Grecia combatiente desde hacía años sólo se pudo hacer a mercedes de una poderosa armada enviada desde Karst-Hadrat.
Una vez la hueste llegó a la capital, tras los típicos paseos y fiestas por celebrar la victoria, fue inmediatamente destinada a la reconquista de las ciudades púnicas africanas occidentales. Hubo una fuerte polémica, porque un sector numeroso de la aristocracia que pedía una guerra total contra los latinos aunque finalmente ganó el sector africanista. Uno de los argumentos que más ayudaron a la victoria de los últimos fue aunque gracias a las campaña griega los ingresos a las arcas de la República habían aumentado de manera geométrica también las facturas lo habían hecho, y para poder pagar las facturas que originarían una expedición contra los romanos se decidí que el mejor sería volver a reabrir el comercio que había habido entre Iberia y el Norte de África, que se había acabado cuando los númidas nos usurparon lo que era nuestro.
Tras una breve campaña Hamalcar hijo recuperó Sea occiendo al reyezuelo Celeas en batalla abierta. Pero aunque consiguió la victoria rápidamente, aquellos malditos bárbaros infringieron una gran cantidad de bajas a nuestras filas, muriendo hasta una cuarta parte de la hueste. Como sabía que si quería ir rápido, ya que faltaban muchas ciudades por liberar entre ellas Lixus, no podía esperar que vinieran refuerzos de Karst-Hadrat pues tardarían demasiado tiempo al llegar, Hamalcar me pidió que le enviara quitas ibéricas de tribus vasallas para llenar las bajas.
Un vez hube reunido las tropas proveniente de los pueblos ibéricos de los bastetanos y de los turdetanos, como también levas de nuestras colonias, decidí de traerlas yo mismo a Hamalcar. Lo encontré en el camino hacia Lixus, refugio del último rey moro.
Cuando nos encontraremos decidió invitarme a una buena cena a su tienda, por hablar por cuanto hacía tiempo que no nos vemos y además queríamos comentar las últimas novedades. La comida fue al poco de mi llegada, y por ser en un campamento era muy bueno y abundante con garum de Gades, vino de Ibusim (Eivissa), ostras de Barkeno y granadas de Karst-Hadrat; tras habla durante mucho rato sobre asuntos triviales, como los últimos chismes, anécdotas y chistes, empezaremos a habla de los negocios y de los asuntos políticos. Hamalcar me confesó que estaba preocupado por Sicilia por cuanto sabía que tarde o temprano los romanos la querían conquistar y las únicas fuerzas que había por organizar una defensa eran las tropas púnicas y las llevas siracusanas que había a Messana. En toda la isla se estaba reclutando divisiones rápidamente por poder fiero frente a los latinos. El único ejercido que tenía la República que podía derrotar a las legiones romanas era el de Hamalcar, por esto quería derrotar de manera rápida a los mauritanos. Pero al poco de decir esto entró un mensajero que nos dio la noticia que más temíamos todos.
Caius Aurelius Cotta había atravesado el estrecho y con una legión formada principalmente por auxiliares, como guerreros galos y jinetes campanianos, y por mercenarios, como alpinos y hoplitas massaliotas, había capturado Messana exterminando completamente la guarnición grecopúnica. La única parte positiva era que los nuestro habían resistido hasta el último hombre y aparte de infringir a los romanos graves pérdidas mataron a su comandante. Ahora, tras capturar algunas otras ciudades, estaban esperando refuerzos de Roma y otro comandante por poder continuar la conquista de Sicília. Su próximo objetivo se Siracusa, dónde se estaban enviando tropas de todo por todas partes; además a Lilibeo se estaba mejorando la muralla, como en otras muchas ciudades. De repente Hamalcar entró en un estado frenético dando órdenes a todo el mundo, ordenó que se desmontara el campamento y que inmediatamente la hueste partiera en dirección a Karst-Hadrat, en pocos días estarían delante de la metrópolis. Aunque le hacía sentir mal dejar a Lixus a manos de los bárbaros, también sabía que el peligro que representaban los latinos se extendía sobre toda Sicilia, y hasta todo sobre nuestra querida Karst-Hadrat. Viendo que la expedición contra los mauros se suspendía yo decidí volver a Iberia con mis tropas, más los restos de un batallón de caballería tesalia gravemente diezmada. Al llegar pregunté a Bisaltes como estaba la situación, pues lo había dejado como sustituto mío. Me dijo que todo continuaba igual, menos una cosa que era muy interesante.
Cerca de la frontera con nuestra provincia vivía una gran tribu con mucho poder denominada Carpetania. Aunque eran muy primitivos, pues su capital sólo era un puñado de cabañas infectas y su muralla era más bien un cercado de ganado, eran una gente muy belicosa y muy apta para el mundo de la guerra. Era evidente de que si los sometíamos obtendríamos una buena cantera de unos excelentes guerreros, aparte de obtener un estado tapón en una posible guerra con los lusitanos, ya que nuestros aliados habían sometido a un gran número de pueblos, hasta todo a los orgullosos celtiberos, haciendo muy posible un futuro conflicto por el dominio de la península. Y el camino hacia la conquista de los carpetanos estaba relacionada con la gente de Lusitania.
Cómo he dicho anteriormente Carpetania era muy poderosa, pero se arruinó con la guerra contra los lusitanos. Sus tropas desde hacía décadas habían intentado la sumisión de los carpetanos, pero habían sido derrotados de manera humillante por sus rivales, dirigidos por el infatigable rey Ebruankus, teniendo una gran cantidad de pérdidas pero haciendo una gran matanza entre sus enemigos.
A sabiendas de esto decidí lanzarme con las tropas disponibles a la conquista de este agreste territorio. Temiendo su ferocidad antes de emprender el asalto sitié su capital durante unos largos meses por debilitarlos, mientras tanto recibía refuerzos, liderados por mi joven hijo Bisaltes. Todo era a punto, sólo faltaba hacer el acto final.
Un buen día, por nosotros pues por los carpetanos fue nefasto, la infantería líbica con la ayuda de los arietes consiguió abatir dos trozos de la “muralla” a cada lado de la puerta. Fue un trabajo fácil pero una división tuvo varías bajas por el ataque de un grupo de hostigadores. Tras retirarse se lanzaron al ataque las milicias ibéricas con scutum iniciando un brutal combate con los hostigadores que no recibieron auxilio de sus compañeros, excepto de dos infantes pesados que fueran barridos enseguida, por cuanto se retiraron a la plaza central viendo su inferioridad numérica. Los hostigadores resistieron con un valor suicida infringiendo grandes pérdidas a mis iberos, siento necesaria unas cargas de la caballería de nuestras guardias personales por exterminarlos. Un golpe asegurado el sector cerca de la “muralla” preparé el asalto contra la plaza central, el último foco de la resistencia, una resistencia que sabía que sería fanática perdiendo mucha gente. Había tres accesos a la plaza, por el acceso más próximo a nosotros primero tiraría a los tesalios y después a los lanceros con scutum ayudados por la guardia personal, por otro irían los soldados con caetra por atacar la retaguarda del enemigo. Todo se ejecutó según mi plan, el ataque fue iniciado por los griegos que aunque mataron a mucha gente, por disgusto mío, fueran todos exterminados, después fueron los iberos que entraron en combate con el monarca y sus jinetes, mientras tanto los de caetra lanzaran sus pila contra los infantes rivales, que aunque no mataron mucha gente los desorganizaron considerablemente, y después cargaron. A la cabeza de poco rato, habiendo sido el combate muy duro, el rey Eburankus yacía atravesado por una lanza junto con los cadáveres de sus hombres. El reino de Carpetania había caído, como otros muchos territorios, bajo nuestras botas.
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