He vuelto a la carga con el ITW. Después de un tiempo abandonado, ya que por el medio me dejo la campaña itálica (que no pasó de haber conquistado Italia, Francia y los ilergetes, y el siguiente turno era para los edetanos pero el PC no me dejó) y la ilergete (que también había conquistado muchito, incluso fui apuntando lo que iba pasando casi cada turno/estación para hacer unas "Crónicas de Iltirta" que se dejaron a madio hacer y los apuntes se perdieron xD) he vuelto a la carga con los celtíberos, de los cuales me mola muchito la infanteria pesada con la soliferrea - esos lanceros de color rojo.
Actualmente he tenido una guerra contra los lusitanos (habían corrido a conquistar Pallantika y Contrebia pero las perdieron y además con intereses bastante altos, la guerra les arrebató al líder de la facción y su heredero en la toma de Bracara) que ya es agua pasada, y estoy en una terrible guerra contra los cántabros, contra los que yo, en mi ingenuidad, creí que no podían ser tan fuertes al organizar ejércitos de honderos, hostigadores y caballería de proyectiles. Y la madre que los parió que son peores que un grano en el culo: declararon la guerra y en poco tiempo ponían sitio a Turiazu con dos ejércitos (habían bajado por el Ebro).
Ahí cerca tuvo lugar mi gran primera derrota, pues un ejército mío bien equilibrado (con muchos mercenarios, pero con un equilibrio entre lanceros caballeria etc) y equipado fue derrotado (que no aniquilado) por los dos ejércitos del sitio. Ahí ya aprendí, con regusto amargo, que la cosa no iba a ser tan divertida. Las batallas podían cargarse a muchos honderos (los había a patadas y yo me los cargaba como quien corta cañas de bambú en la selva) pero la dispersión que adquiría el enfrontamiento me debilitaba, pues cada andanada de las putas piedras se llevaba a unos 3 o 4 soldados míos. Con otros refuerzos conseguí romper el cerco, y des de Pallantika (había un par de ejércitos pues presentía una guerra cántabra) salieron dos ejércitos, uno para Uarakos y otro para Lancia. Lancia fue una conquista normal. Una primera batalla contra un ejército defensor y un sitio reglamentario a mi estilo (una sola puerta forzada con cobertura de los tiermes, cabeza de puente de lanceros y envolvimiento por las calles de la caballeria), pero Uarakos fue otra historia.
El cerco en si no fue muy difícil. Con pocos ejércitos rondando por sus dominios, pude conquistar la ciudad con relativa facilidad, pero al estar con las montañas a la espalda, y a tiro de Bergida (su capital, infestada de putos honderos) estuvo asediada un par de veces. Después de algunas batallas (un ejército perdido en territorio vacceo, enfrentamientos en la frontera de Bergida, etc) decidí intentar la conquista de Uxama, a tiro des de Bengoda, con dos ejércitos, uno de cobertura y otro de cerco. Y fue lo que fue. Un desastre incomprensible.
Cobertura de tiermes (o de barskunes, no recuerdo bien), puerta forzada. Ozeres, lanceros mercenarios de más al sur y celtíberos como cabeza de puente, rechazan los ataques de unidades de Catuni. Un par de lanceros laietanos se cuela en otra dirección, pretendo crear otro frente. La cabeza de puente se refuerza con un par de scutati ilergetes, añaden potencia de fuego. Decido adelantar mi cabeza de puente para dejar la calle bajo la empalizada libre. Dos unidades debilitadas de los lanceros celtíberos y los ozeres van a ayudar a los ilergetes que han atacado en una calle paralela a unos caetrati. Consigo colar la caballería.
La pesada sin proyectil se va a la otra punta de la ciudad para tener a tiro la plaza central, un par de proyectiles celtíberos por otra calle en línea recta a la plaza (los de la piel de lobo en la cabeza) y un par de unidades de proyectiles de Saitisken Eban (edetanos) de potencia de fuego de mi cabeza de puente. Los barskunes se cuelan dentro una vez la caballería se ha ido a sus puestos. Los que tienen munición a la cabeza de puente, una que ya no tenía al segundo frente paralelo. Están tardando mucho con esos caetrati, y más tarde se le añadirán unos candamo gent (caballería de proyectil, otra pesadilla).
Harto de los putos honderos y hostigadores, que colocaditos en la subida estan debilitando a mis lanceros, decido atacar y divido la cabeza de puente. Unos hacia una dirección contra una caballería y otros hacia el tumulto de enfrente. Ése fue mi primer error, debería haber atacado el tumulto central, sin más. Unidos habrían durado más. Pero ya tenia la caballería colocada. Los proyectiles despejan la plaza de los catuni de antes supervivientes, y con el resto de la caballería (unas 5 unidades, 250 tios a caballo) decido atacar la retaguardia del tumulto central, calle abajo (hasta hacía bajada, caguendios).
Mientras ocurría esto los laietanos, barskunes, celtíberos etc habían derrotado ya a los de la calle paralela y estaban dando guerra al tumulto central (mezcla de putos honderos, candamos de los huevos y otras especies como los caetrati (llamados Vaili)) así que, todo confiado, decidí acelerar la batalla (con los botoncitos de al lado del mapa) y a los cuatro segundos veo horrorizado muchas banderitas blancas en mi panel (ése fue mi gran tremendo y final error).
Incomprensiblemente, mi carga de caballería por la retaguardia no tuvo el efecto esperado. Mi infantería, muy debilitada, estaba ya luchando a la desesperada, sin recibir órdenes, y todas mis unidades disponibles estaban ahí deslomándose. El caos se propagó, quizá la caballería se cagó en las bragas en ver el espectáculo al bajar aquella maldita calle. El caso es que tenía a mi ejército enloquecido o luchando a muerte sin esperanzas, la caballería, enloquecida, atravesó todo el tumulto (dejando a muchos por el camino, reputísimos honderos) y se iba por la puerta, al tiempo que la caballería edetana, que había cogida antes las de villadiego y ahora volvía a rebencazos de mi general, entorpecían la puerta forzada creando un tapón peligrosísimo.
Mi último frente fue con mi general (que era gobernador, y por lo tanto sólo eran 20 lanceros ilergetes) y parte de las caballerías que decidieron volver. Fue ahí donde tuve la suerte de cepillarme al general enemigo, que, supongo, ya nos iba a perseguir, hasta que comprendí mi derrota y decidí tocar a retirada, con la increíble suerte de no recibir ninguna persecución, en parte por su debilitada caballería. Después de esto, retomé el cerco a la ciudad con el ejército de cobertura, exponiéndome a encontrarme entre dos fuerzas y perder otro ejército, pero, por suerte para mí (y eso que los cántabros podrían haberlo hecho, no estaban lejos) eso no sucedió y decidí resolver el cerco por la IA. Evidentemente, la derrota y posterior victoria (pírrica) tuvo consecuencias. La población de Uxama fue pasada a espada, y en todos los territorios cántabros conquistados hasta ahora fueron degradados a enclaves sin vida, pasando a una política económica impositiva y asfixiante y derruyendo todos los mercados, lugares de culto y tabernas o círculos de bardos.
Debo añadir que al poco de empezar la guerra cántabra, los ilergetes hicieron lo equivalente (tenía un fuerte delante de Iltirta donde confinaba algunos líderes rebeldes sobornados, es mi manera de deshacerme de ellos), perdiendo así Iakka, donde sólo habían honderos (ilergetes, no cántabros) y no habían ni empalizadas; y perdiendo otra batalla en un paso del Ebro, cerca de Kesse. Fue una batalla de río, convencional, y de las que me gustan a mí. Tapón de lanceros con cobertura de Tiermes, con resultado del colapso del ejército atacante encima del puente. Con opciones de caballería que los rodee por el paso alternativo o (cuando no lo hay) tras de ellos cuando el ejército entero se retira del puente de la muerte. Después de todo esto, los ilergetes pidieron una paz que se les concedió mientras se dedicaban a su eterna guerra contra los edetanos.
En resumidas cuentas, aún me queda mucho. Mis dominios van de Bracara a Iakka y de Lancia a Tamaniu o de Contrebia a Uxama. Mientras tanto, griegos y romanos han desaparecido de la faz de la tierra, los padanos beben vino de Bordeus encima de Tarbellicum y de vez en cuando los itálicos me roban el liderazgo de facciones. Los lusitanos reconquistaron Nertóbriga a los turdetanos (descubrieron que los ozeres eran mejores que los hostigadores) y los edetanos deben defenderse ahora de los turdetanos, que hacen lo que quieren bajo mi paraguas protector y aliado. Por otra parte, los galos transalpinos resisten como pueden la avalancha padana, a pesar de que sean aliados míos y de que algún día los deba socorrer. Y Cartago y Numidia están confinados en sus desiertitos y sus guerras, sin molestar a nadie.