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Hace 200 años, La Albuera de Perez Reverte
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TEMA: Hace 200 años, La Albuera de Perez Reverte

Hace 200 años, La Albuera de Perez Reverte 16 May 2011 14:48 #55585

Re: Hace 200 años, La Albuera de Perez Reverte 16 May 2011 15:12 #55586

CeltiberoSet escribió:


Si es que en el pueblo de mi abuela los tios son mu brutos y reparten ostias como panes...

Cojo**** el articulo.

grandísimo Perez-Reverte.

Re: Hace 200 años, La Albuera de Perez Reverte 16 May 2011 15:28 #55589

  • CeltiberoCid
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  • Cid Campeador
  • Fino Filipino
  • Temas: 1054
Pue si, Reverte, pese a ganarse cierta antipatía política por mi parte, hay que reconocer que sabe de lo que habla, a veces.

La historia española ha sido muy maltratada, e internacionalmente siempre hemos sido muy vejados.

Caudillo!!! Saca un buen informe sobre lo que hizo en su vida nuestro gran Capitán Blas de Lezo!!

Última Edición: 16 May 2011 15:29 Por CeltiberoCid.

Re: Hace 200 años, La Albuera de Perez Reverte 16 May 2011 18:02 #55600

Marchandoooooo!!!!!

Os pongo un articulo del Boletin de INFANTERIA DE MARINA 2006 un articulo sobre Don Blas de Lezo escrito por el Teniente de Inf. de Marina D. J. Perez de Laborda


LA CARGA DE LOS 300


Alguien definió la envidia como el homenaje que la mediocridad rinde al talento; casi con esta frase se podría resumir la vida de Blas de Lezo, sujeto a envidias de unos y otros. Por si esto fuera poco,
su posición ante la historia lo sitúa como foco de una de las mayores tergiversaciones de los tiempos modernos por los hechos sucedidos en Cartagena de Indias, allá por el año 1740, siendo rey felipe V.
En alguna ocasión, expresamos nuestra admiración por el fino arte de la propaganda, dada su capacidad de convertir las realidades en hechos nunca acaecidos, manipulando así la verdadera historia y ofreciéndonos unos actos modificados para favorecer los intereses del manipulador. Si
como consecuencia de una acción propagandística hubiéramos llevado al convencimiento de las gentes que, por ejemplo, la batalla de Trafalgar no fue un hito en la historia de las naciones que en ella participaron, que se trató de un hecho aislado e intrascendente y que su significado
histórico no merece que su recuerdo se mantenga vivo, estaríamos realizando una manipulación innoble, pero la historia de España, Francia y reino Unido no sufriría por ello un serio menoscabo. De tal manera, quien así actúa, no hace más que mostrar las carencias que con esas manipulaciones está tratando de ocultar. así, nos encontramos con que al rememorar unos hechos que de algún modo han sido desvirtuados, no hacemos más que obtener un contrapunto para el acontecimiento
que se trató de desvirtuar.
Todos conocemos al protagonista de nuestra relación; pero, ¿de dónde le viene esa fama que ha llegado hasta hoy? ¿Conocemos el número de naves y efectivos que participaron, por parte de Inglaterra, en la batalla de Cartagena de Indias del mismo modo que conocemos los efectivos de la armada Invencible? Una respuesta a esas preguntas nos podría dar na idea de los hechos tergiversados.

Cartagena de Indias fue fundada por Pedro de Heredia en el año de 1574, convirtiéndose en la capital de Nueva Granada. Según descripción de la época, llegó a tener el mejor y más defendido puerto del mundo y, sin lugar a dudas, el más seguro de toda la América española. Su estratégica situación, muy cerca de la desembocadura del río Magdalena, verdadera autopista por donde salían todas las riquezas del virreinato de Nueva Granada y Tierra firme y por donde llegaban los abastecimientos de la Metrópoli, convertía al puerto y ciudad de Cartagena en enclave codiciado por las potencias decididas a acrecentar sus posesiones a costa del Imperio español. En la costa N. de la actual Colombia, a 10° 46’ de latitud N y 75° 45’ de longitud O, se encuentra este antiguo centro de operaciones.

Blas de Lezo nació un 3 de febrero de 1689 en la localidad de Pasajes de San Pedro y así figura su inscripción en la iglesia parroquial con fecha de 6 de febrero de tal año. Parece ser que hasta el siglo xV se denominaba puerto de Oyarzun y era utilizado conjuntamente por los entonces caseríos de San Juan y San Pedro. Lugar de marineros y pescadores, difícilmente Blas hubiera escapado a las tradiciones locales y para no fallar elige la primera, comenzando sus estudios en alguna escuela naval en el cercano sur francés, consecuentemente a la situación creada en los ejércitos franceses y españoles en aquella época.

En la guerra de sucesión al trono de España, entre los años 1700 y 1713, debido a la fusión de las fuerzas armadas españolas y galas, Blas de Lezo comienza su carrera en navíos franceses. En noviembre de 1700, a la muerte del rey Carlos II, se conoce por su testamento que el heredero era Felipe de Anjou con la insalvable condición de mantener íntegro el territorio de la corona. Felipe V se convierte en rey de España, y las estipulaciones del testamento de Carlos II son respetadas por Francia; pero no así por los ingleses y los holandeses quienes realizan una coalición y atacan diversos puntos del sur de España. Con motivo de la toma de Gibraltar, por la flota de la coalición, bajo el mando del almirante inglés rooke y para la recuperación de la plaza, sale de Tolón la flota franco-española mandada por el conde de Toulouse en cuyo navío encontramos al guardiamarina
Blas de Lezo.

El encuentro de las dos flotas se produce a la altura de la costa de Málaga. Los ingleses tenían sobre 100 navíos, en tanto que los franco-españoles sólo llegaban a los 70. Era agosto de 1704 y el sol se pone tras la batalla sin vencedor ni vencido, las bajas superan las 2.000 personas en cada bando. Entre los heridos figura Blas de Lezo quien atrajo la atención de sus superiores por su comportamiento durante la batalla. aquí empezó a fraguarse la leyenda de «Medio Hombre», puesto que la herida por astilla en su pierna izquierda obliga a cortársela, pero su heroicidad le da el
título de alférez de bajel, tal como figura en una carta del conde de Toulouse a Felipe V. Recuperado de sus heridas y con la moral intacta, elige seguir navegando, pese a su pierna de palo y entre los
años 1705 y 1706, se le facilita una patente de corso y al mando de un pequeño navío derrocha actos de heroísmo a lo largo de la costa peninsular y del sur de francia durante la guerra de Sucesión española. Ascendido a teniente de navío, por méritos de guerra es destinado al fuerte
de Tolón para ocuparse de la defensa del fuerte de Santa Catalina donde es otra vez herido, con el resultado de la pérdida del ojo izquierdo. ante su insistencia en continuar con su carrera militar es nombrado teniente de un guardacostas con base en rochefort (Bretaña), con patente de corso,
empleo que desempeña hasta 1710, fecha en que asciende a capitán de fragata con 21 años de edad.
Han pasado sólo seis años desde su bautismo de fuego frente a la costa de Málaga. Este año de 1710 es testigo de una de sus mayores proezas al enfrentarse y derrotar con su pequeña fragata al navío inglés Stanhope, de dos puentes y 70 cañones. Con 24 años asciende a capitán de navío y es nombrado comandante del Nuestra Señora de Begoña de 800 tn y 70 cañones, asignado al bloqueo del puerto de Barcelona en los últimos estertores de la guerra de Sucesión. a consecuencia de otra herida en combate le queda inútil el brazo derecho, aunque lo conserva. finalizada
la guerra de Sucesión, Blas de Lezo es destinado a la escuadra del almirante fernando Chacón, concretamente al navío de guerra Lanfranco, para la escolta del transporte de la plata recuperada de unos galeones hundidos en la costa de Bahamas; era el año de 1716.

A la vuelta de esta misión pasa a formar parte de la flota que va a partir para proteger las costas de las actuales Chile y Perú, donde permanece durante los 14 años siguientes. El día cinco de mayo de 1725, contrae matrimonio con Josefa de Pacheco, criolla. Oficia la ceremonia el arzobispo de Lima fray Diego Morcillo, y un año más tarde nace su primer hijo, de nombre Blas. El carácter y la audacia de Lezo como guardacostas le hacen correr 1.000 peripecias y riesgos en las batallas y apresamientos de barcos contrabandistas y, siempre acorde a su fama, destaca entre todos por su labor. Esto, unido al paso del tiempo, le convierten a sus 39 años en almirante de la flota del Mar de Sur, estamos en 1726.

Después de tan largo periodo en aquellas tierras, y, a buen seguro, con deseos de mostrar a su esposa la tierra de sus mayores, solicita licencia para ser relevado del mando y regresar a la Península, licencia que obtiene por cédula de 13 de febrero de 1728, llegando a Cádiz en la flota de la Plata en 1730. Recién llegado es reclamado por Felipe V, a la sazón, en Sevilla para conocerle y recompensarle por su abnegación, siendo nombrado jefe de escuadra con antigüedad de la de su
ascenso a almirante de 1726, aunque los males que venían afectando a la armada no le respetan a él tampoco en 1734 aún no había cobrado los atrasos que se le debían.

Tras un año de permiso en Cádiz, en el otoño de 1731, toma el mando de la Escuadra del Mediterráneo, consistiendo su primera misión en escoltar al infante D. Carlos (después Carlos III) a la toma de posesión de los Ducados italianos pertenecientes a la corona de España, también se le ordena que, aprovechando el viaje, vaya a la repúbl ica de Génova a reclamar la deuda de 2.000.000 de pesos pertenecientes a España y que se encontraban retenidos en la banca de San Jorge. Fernández Navarrete nos relata así los hechos: «Entró el Jefe de la Escuadra D. Blas de Lezo en el puerto (Génova) con seis navíos y exigió un saludo extraordinario a la bandera y que, con carácter inmediato, se llevaran los millones adeudados a España a bordo de su navío y que estaban depositados en el banco de San Jorge. Sorprendido el Senado con esta petición comenzó a buscar excusas para esquivarla; pero Lezo advirtió categóricamente a los representantes que fueran a verle y, ostentando su reloj, les conminó a que si en el plazo de unas horas no fuera saludada la bandera y se le entregaran al tiempo los millones batiría la ciudad reduciéndola a escombros. ante tal firmeza en las amenazas, la república acabó cumpliendo sus obligaciones de inmediato y una vez recibidos los dineros se dio a la vela con rumbo a alicante». aunque suene a nuevo, ya entonces el principal problema en las costas mediterráneas de Italia y España eran los piratas y los corsarios árabes.

La plaza de Oran pertenecía a España desde que el cardenal Cisneros la había tomado siendo regente, a la muerte de Isabel la Católica. Felipe V, siguiendo la misma política y con la escuadra de Lezo en Alicante, llama a este puerto a la escuadra de francisco Cornejo y ambas, bajo el mando del Conde de Montemar, zarpan con proa a Orán, llegando el 28 de junio de 1732. Se inician las operaciones con un movimiento de desembarco de diversificación, para sembrar el desconcierto, y en la madrugada del día 29, tiene lugar la verdadera operación anfibia compuesta por 500 lanchas





"...es el verbo de la Historia Militar de España,porque alli donde se ha combatido en mar o en tierra,siempre ha habido un soldado de Infanteria de Marina...
Conde de Torre Velez(Parlamento 1904)."

Re: Hace 200 años, La Albuera de Perez Reverte 16 May 2011 18:03 #55601

de desembarco, organizadas en tres columnas y protegidas por diversas fragatas y barcos menores. 3.000 infantes de Marina establecen una cabeza de playa por donde logran desembarcar hasta 20.000 hombres. El rey escapa como puede y los españoles toman Orán con tan escasas bajas como 38 muertos y 150 heridos,consiguiendo apresar una galeota y cinco bergantines corsarios; el retorno a Alicante se realiza en un convoy de escolta a 120 embarcaciones de transporte.
Posteriormente, regresa a Cádiz donde permanece cumpliendo diversas misiones contra naves turcas en corso y combatiendo la piratería con tan buenos resultados que el rey le asciende a teniente general de la Armada en Junio de 1734. El nombramiento lleva aparejado el cargo de
comandante general del Departamento Marítimo de Cádiz.

Su descanso en tierra dura poco; en 1736 se aprestan en Cádiz los navíos Fuerte y Conquistador para dar escolta, hasta Tierra firme, a los galeones que van a partir en 1737. Lezo es encargado
del mando de esta flotilla que da escolta a ocho mercantes. En marzo de este año alcanzan
Cartagena de Indias donde tomará posesión de su nuevo cargo, comandante general de esta ciudad de Nueva Granada. Es recibido con gran alivio por una población temerosa de que se repitieran los acontecimientos de 1697, cuando el francés Barón de Pointis ayudado por otro francés, el bucanero Ducasse, saquearon la plaza. Bien es cierto que a partir de aquellas nefastas fechas y aprendida la lección, en 1708 es contratado D. Juan de Herrera y Sotomayor, que después de estudiar la geografía del terreno, decide la obra a realizar, consistente en un refuerzo importante en la zona
norte de la ciudad, levantando la muralla de La Marina y plagándola de cañones. refuerza también los castillos de San José y San Luis en Boca Chica, entrada estrecha, pero profunda a la gran bahía de Cartagena; el refuerzo incluye un pesado cadenote que se sujetaba a los dos fuertes. Se ciega de manera total Boca Grande, amplia entrada a la bahía sin uso debido al hundimiento de sendos
barcos y además con muy poco fondo y con un dique sumergido que imposibilita absolutamente la entrada por este punto.

Dentro de la bahía, defendiendo el puerto y el flanco sur de la ciudad, se refuerzan los fuertes de la
Cruz Grande y de Manzanillo, situado en la isla interior del mismo nombre y el fuerte del Pastelillo, este último situado en la isla Manga, también en el interior de la bahía, cerrando la boca del puerto sobre el cual, en un cerro, se yergue el impresionante Castillo de San Felipe que domina la zona del puerto por el O y por el E el caño del ahorcado y la Ciénaga, dejando inmediatamente al N la ciudad y la costa. a todas estas obras que ya están terminadas para el año 1737 hay que sumar las realizadas por Eslava, Virrey de Nueva Granada, a la sazón, y que consistían en la defensa atrincherada del cerro de la Popa, casi al pie de la muralla de San Felipe, y las baterías de Más y Crespo ya en la zona E, en la costa, defendiendo la entrada a la bahía por la Boquilla, entrada inaccesible para cualquier embarcación y por la que desemboca en la mar la Ciénaga.

Existe una interesantísima descripción de Cartagena del año 1735 debida a un joven teniente de
navío , Jorge Juan, que fondeó allí con la expedición científica de La Condomine y que nos dejó después de una estancia; para reparaciones y aprovisionamiento, que se prolongó por cuatro meses: «Con una capacidad similar a una ciudad europea de tercer orden, la distribución interior
de la ciudad y sus suburbios están muy bien, las casas bien hechas y bien distribuidas, la mayor parte de ellas construida en mortero y piedra, y sólo algunas fabricadas en ladrillo. Todas
tienen balcones, y el trabajo de enrejado esta hecho en madera, que se conserva mejor que el hierro en estas condiciones meteorológicas».

Cartagena de Indias, con unos 20.000 habitantes en esas fechas, era una ciudad próspera y se la conocía como la reina de las Indias. Desde un punto de vista estratégico, las ideas de Lezo apuntan al enorme riesgo que a su juicio acecha a Cartagena, eslabón imprescindible para dar salida a todas las mercancías procedentes del antiguo Imperio Inca, donde se concentraban como paso previo a su envío a La Habana para reunirse con las procedentes de Nueva España, y desde allí establecer los
convoyes llamados Galeón de la Plata o Galeón del azogue con rumbo a Cádiz. Si este punto neurálgico cayera en manos enemigas, el flujo procedente de Nueva Granada y Tierra firme (hoy
Colombia), Perú y Ecuador, quedaría cortado irremisiblemente.

Por esto en diciembre de 1729, Lezo se dirige al Marqués de la Ensenada, secretario real para la armada, expresándole sus preocupaciones y solicitando más inversión para las defensas de la ciudad.

Con la misma preocupación, en marzo de 1740, se dirige al rey con la carta que transcribimos: «… si no se dignara (V.M.) a dar prontas providencias para el reparo y seguridad de estos dominios remitiendo armas, artillería, municiones y pólvora, a más de gentes, sucederá a esta ciudad lo mismo que acaeció en Portobello; pero con la diferencia de que con la bondad y ventajosa situación de este
puerto, mejor clima y mayor abundancia que produciría a cualquier nación que la invadiese, sería más dificultosa de llamar ni de divertir a los enemigos ni impedir sus operaciones en otras partes que en este puerto, respecto que para su defensa ha sido preciso echar la artillería, municiones,
pólvora y gente de los navíos en tierra, sin lo cual con dos fragatas de cincuenta cañones, estaba tomado todo esto...».


Antes de obtener respuesta alguna a sus misivas y de acuerdo con el gobernador de Cartagena, Melchor de Navarrete, refuerza los cadenotes de Boca Chica y la guarnición de las baterías
del Castillo de San Luis.

Dispone los cuatro barcos de guerra, que constituyen toda su fuerza naval, para asegurar aún más la
entrada de Boca Chica. Organiza fuerzas de milicias criollas, que adiestran oficiales de la metrópoli, previendo la evacuación al interior del territorio de todo el ganado y el grano de los ranchos que rodeaban la ciudad, salvando así la alimentación en caso de sitio prolongado. Los acontecimientos que tendrían lugar dos años después sitúan a Lezo a nivel cuasi profético, cuando se produjo la llegada de la inmensa flota inglesa del almirante Vernon.

Las enormes riquezas que las colonias proporcionaban a la metrópoli, como es bien sabido, no dejaban de atraer la codicia de las potencias europeas y, entre ellas, la mejor dotada por la capacidad de su flota era la inglesa. Querríamos imaginar los jugosísimos comentarios que se debían escuchar en la Cámara real inglesa cada vez que el Galeón de la Plata arribaba sin
contratiempos a Cádiz.

También podríamos imaginar que estas conclusiones de Lezo, que conviviría con esta idea durante el tiempo que pasó esperando el ataque que él debía rechazar y que, con su responsabilidad a cuestas, se aplicó sin descanso a la organización de las defensas de Cartagena, si bien es cierto
y así debemos de reflejarlo, que no siempre tuvo el total apoyo del virrey Eslava, mucho más teórico en cuestiones militares y falto del pragmatismo y de la impronta, pese a ser militar, que adornaron a Lezo, por lo que llegó a haber diferencias importantes que condujeron a Lezo a abandonar en
manos del virrey las defensas de la ciudad, refugiándose en los preparativos que afectaban a su exigua flota. Sebastián Eslava y Lazaga recibió su nombramiento y traslado urgente a Nueva Granada en 1739, fijando su capital en Santa fe de Bogotá, la actual capital colombiana, recibiendo
el mismo encargo que Lezo, la defensa de los puertos de Tierra firme con Cartagena de Indias como puerto emblemático del Caribe sur.

Sin embargo, las envidias y rencillas fueron apagándose a medida que empezaron a crecer las velas enemigas por el horizonte. Esta flota se compuso de dos escuadras que abandonaron las islas
británicas por separado para intentar pasar desapercibidas, cosa que no lograron puesto que francia y España actuaron tan pronto como tuvieron noticias del hecho. Una vez en las colonias de América del Norte, Vernon se dirigió a la costa de la actual Virginia donde tenían su residencia los Washigton, descendientes de emigrantes ingleses. Lawrence Washington, hermano mayor del futuro presidente de los Estados Unidos y padre de la patria norteamericana, estaba muy interesado en los planes de Vernon y, de acuerdo con éste, levantó una fuerza cercana a los 3.000 hombres como refuerzo de la flota, previendo un desembarco y una hipotética toma de
la ciudad de Cartagena.

Con estos refuerzos, reunidas las dos escuadras bajo el mando único del almirante Vernon, reunía 36 navíos, ocho de ellos de tres puentes y 90 cañones, los restantes eran de dos puentes y 50 cañones; 12 fragatas de 40 cañones, dos bombardas y cientos de embarcaciones menores y de
desembarco. Una dotación de Infantería de Marina de 10.000 hombres, incluidos los criollos de Washigton y





"...es el verbo de la Historia Militar de España,porque alli donde se ha combatido en mar o en tierra,siempre ha habido un soldado de Infanteria de Marina...
Conde de Torre Velez(Parlamento 1904)."

Re: Hace 200 años, La Albuera de Perez Reverte 16 May 2011 18:40 #55604

unos 1.000 libertos reclutados en Jamaica. El total de la tropa, incluidos los marineros ascendía a 24.000 hombres, y las embarcaciones sumaban un total de 186 con 2.600 cañones. aparte de la artillería de tierra preparada para el desembarco.

Con tal formidable armada (recuérdese que la «Invencible» no llegó a los 130 barcos) se dirigió Vernon a realizar sus conquistas.

Primero se dirigió a Portobello, en el istmo de Panamá, lugar de enlace e intercambio entre Perú y Cartagena, ya que el istmo se cruzaba a lomos de caballerías. La extensión de este viaje era de unos 12 o 14 días, que era lo que se tardaba en recorrer con la carga los aproximadamente 75 km de
longitud. Portobello, poco defendido y con un clima insano, plagado de mosquitos, cayó sin apenas lucha. Animado por estas facilidades Vernon envía una nota, con un guardacostas tomado
en el ataque a Portobello, invitando a la rendición de Cartagena y a laentrega de la ciudad.

Después se dirige a Jamaica a reorganizar la flota para el asalto definitivo a Cartagena.

No sería preciso hacer mucho énfasis para comprender que la respuesta de Lezo fue contundente, aunque, bien es cierto, que la ciudad sólo estaba defendida por 2.300 veteranos y unos
600 indios venidos del interior, incluidas las tropas de la escuadra de Lezo y los artilleros. En cuanto a potencia de fuego, solamente contaban con 360 cañones de la escuadra, 310 en los
fuertes y 320 más distribuidos entre las baterías de Crespo y en la Boquilla y demás baluartes.

Como las desgracias nunca vienen solas, en el mes de febrero de 1740 fallece Pedro Fidalgo, gobernador militar de Cartagena, quedando como consecuencia Lezo con la responsabilidad
militar de la escuadra y la plaza y a las órdenes directas de Eslava.

La existencia de un sistema de espionaje en Jamaica hace llegar a La Habana, a través de la desconocida personalidad del «Paisano de Jamaica », como era conocido, los planes de ataque de Vernon, así como la inminencia en el inicio de las operaciones.

Ya no existe la sorpresa, pero las esperanzas menguan. Estamos en marzo de 1741 y por el cabo de Punta Canoa, al E de Cartagena, aparecen las primeras velas de la flota inglesa a las nueve de la mañana. Bordean la costa las primeras unidades y vuelven a reunirse con el resto a unas dos leguas al norte de La Boquilla, donde fondean.

El primer hecho destacable se produce esa misma tarde cuando aparece una pequeña balandra española que logra burlar el cerco y entra por Boca Chica. La corbeta inglesa Spence intenta cortarle el rumbo, pero al ser muy pesada llega tarde. La balandra procedente del actual Haití
trae importante documentación de espionaje y resulta ser enviada por el aliado de España, el gobernador de aquella plaza, Leogan. al día siguiente se completa la flota de Vernon con las
unidades rezagadas que fondean ocupando el sitio.

El virrey Eslava publica un bando declarando la ley marcial y advirtiendo a cualquiera capaz de manejar un arma las penas en que incurriría de no hacerlo así, regala a cada destacamento
ocho barriles de ron y dicta orden de que cada liberto hecho cautivo por la tropa española, pase a su
disposición como botín de guerra.

Las hostilidades se rompen el día 17 de marzo cuando varios navíos ingleses se aproximan a la zona que se encuentra al E de Boca Chica. La respuesta del fuerte San Luis no se hace esperar, y los barcos se retiran en medio de un intenso cañoneo desde la costa.

El virrey reclama a Lezo el desembarco de algunos cañones, del navío San Felipe, para refuerzo de las defensas en diversos puntos de la muralla exterior de la ciudad que parecen más vulnerables, efectuando la operación con toda premura. El día 20, cuatro navíos ingleses de 80 cañones Princess Amelia, Norfolk, Russell y Shrewsbury) destrozan las baterías de San felipe y Santiago, al N y NE respectivamente del fuerte de San Luis, en línea de costa, dotadas con 15 cañones y 100 hombres de
dotación. En la retirada hacia el fuerte de San Luis, los cañones intactos son destruidos y la dotación se integra con la de éste.

La intención de los ingleses es clara, batir hasta su desaparición los fuertes que protegen Boca Chica para poder entrar en la bahía y cortar el acceso a Cartagena desde el sur. Sin embargo, Lezo se
mantiene firme apoyado por los dos fuertes y los cuatro navíos que refuerzan la entrada de la boca. Desde el día de este ataque y hasta el 5 de abril se mantienen las posiciones, por lo que el almirante Vernon se ve obligado a retirar cinco navíos seriamente daña por las baterías de costa.

Ante esta situación tan prolongada, y debido al presumible desgaste de los navíos ingleses, Lezo propone al virrey una salida por sorpresa de su flotilla para aliviar por un tiempo los fuertes de
San José y San Luis, pero, acorde a su personalidad, Eslava «… no dice ni sí, ni no y así consentimos a los ingleses continuar...», comenta Lezo en su diario. El día 23 de abril desembarca Wentworth con todos sus efectivos, reservando a las tropas americanas, por su escaso valor militar, como reserva en los barcos. El avance por tierra hacia el fuerte de San Luis se ve frenado por las características del terreno, pantanoso, lleno de charcas, arenales, marjales y mosquitos, que unidos al fuego constante de San Luis, son los responsables de esta ralentización; no en vano estas tropas deben transportar un pesado equipo para tener así alguna opción de batir los muros del fuerte.

Poco acostumbradas estas tropas al clima, comienzan a sentir los efectos de la combinación de elementos enunciados. Wentworth cambia la táctica y comienza a construir una senda transitable
para que la artillería de tierra pueda ser acercada a tiro de San Luis. Es durante esta etapa cuando
surgen entre los ingleses los primeros casos de vómito negro. Blas de Lezo sigue fiel a su teoría
de un contraataque rápido, esta vez por tierra, contra las unidades de desembarco inglesas, ataque que se vería favorecido por el estado de decaimiento de los de Wentworth.

Por fin, consigue convencer al recalcitrante Eslava y se realiza una salida de 60 soldados del regimiento de aragón, bajo el mando del capitán Miguel Pedrol , para hostigar al enemigo y al tiempo organizar una guerrilla de indios para la lucha en las marismas. Un soldado irlandés es
apresado, Lezo le interroga a bordo del navío insignia, el Galicia, y obtiene una información completa de tropas, piezas y, sobre todo, intenciones del enemigo. acto seguido el prisionero es enviado al virrey para concluir el interrogatorio. El resultado de la información obtenida ofrece un panorama muy poco halagüeño para los defensores, ante lo cual el virrey se traslada al
Galicia para celebrar un consejo con Lezo y, a la vista de la situación, parece conceder un ligero margen de actuación al almirante, quien toma la primera decisión: acerca el Galicia al fuer te de San Luis y comienza un intenso cañoneo contra las tropas inglesas que intentan tomarlo desde tierra.

La respuesta en forma de operación conjunta tiene lugar el día tres. Una parte de la flota inglesa cañonea intensamente los fuertes de San José y San Luis, al tiempo que los cañones y morteros desde tierra machacan la ya débil resistencia, consiguiendo silenciarla totalmente y derribar los muros de San Luis. En la noche del 3 al 4 se vuelve a celebrar otro consejo en el Galicia acordando desalojar San Luis y también San José, trasladar tanto hombres como material disponibles y establecer una segunda línea defensiva con los fuertes de Manzanillo al SO de Cartagena y Cruz Grande, en el O, ambos dentro de la bahía y custodiando la entrada al puerto, quedando a su
vez protegidos por el espectacular castillo de San felipe de la Popa El día cinco, los fuertes abandonados, eran tomados por los ingleses. Las dotaciones, así como la del navío Galicia,
habían sido trasladadas en botes a Cartagena. Habían transcurrido 17 días; los navíos españoles África, San Carlos y San Felipe son incendiados y hundidos por sus tripulaciones en el canal de entrada al puerto para dificultar las maniobras de los ingleses, sin embargo no lo pueden lograr con el Galicia que cae en poder del enemigo. Lezo ordena que los dos restantes barcos, Conquistador y Dragón sean fondeados entre los fuertes Manzanillo y Cruz Grande para defender la bocana de acceso al puerto.

Mientras tanto a Vernon no le iban mucho mejor las cosas, el diario de Lezo nos dice de forma textual «... claramente vimos diez navíos imposibilitados de hacer fuego ni poder entrar más en combate...». El almirante ingles, sin embargo, se entrega al optimismo y da por hecha la conquista
de Cartagena, así envía a Inglaterra mensajes de victoria narrando la toma de San Luis y el apresamiento» del Galicia. En Londres se acuñan monedas conmemorativas de las que aún se conservan ejemplares, se producen todo tipo de celebraciones y se reciben felicitaciones por la
victoria sobre Blas de Lezo; pero la distancia y el tiempo en las comunicaciones hicieron traición a Vernon y a Inglaterra. Les aguardaba el desastre del cerro de la Popa, coronado por el formidable castillo de San Felipe. Posiblemente a Vernon le resulto todo lo hecho muy difícil, y fácil lo por hacer. reunido con Wentworth deciden un desembarco en la zona situada al este de Cartagena, por la Boquilla con una aproximación en sentido este-oeste para envolver el castillo de San Felipe y terminar asaltándolo para obtener la rendición de la ciudad.


Con las restantes tropas situadas al oeste de Cartagena, que acaban de conquistar la entrada de Boca Chica, hace una tenaza cercando la ciudad. Los defensores pretenden hundir los navíos allí situados para cegar totalmente la entrada al puerto, con el Dragón lo consiguen; pero los ingleses,
avisados de la maniobra, impiden hacer lo mismo con el Conquistador y lo retiran de la bocana, dejando sólo a los fuertes la labor de impedir la entrada al puerto.


El 17 de abril, tras otro consejode guerra, los defensores pueden observar las maniobras inglesas tomando posiciones para asaltar el castillo de San felipe desde el SE. Por otro lado, el día 20 se ordena al capitán Antonio Mola que, con 200 hombres, se enfrente a las tropas que, procedentes de San Luis, se aproximaban por el oeste. No solamente los detienen en su avance, sino que les obligan a reembarcarse ante el riesgo de ser aniquilados. Parece que esta acción marca un punto de inflexión en las acciones de la contienda. Paradójicamente, las tropas españolas y criollas no están
muy castigadas, el número de bajas es ridículo en comparación con las tropas inglesas, aún no había entrado en los españoles la epidemia de fiebre amarilla que venían padeciendo los ingleses. También había comenzado la temporada de lluvias, y la marisma que rodea Cartagena elevaba, aún más, las dificultades con que debían enfrentarse las tropas de Vernon.

Los voluntarios americanos de Lawrence Washington alcanzan el convento de la Popa y bombardean desde allí, con sus piezas de tierra San Felipe en combinación con la flota; pero la efectividad del bombardeo naval es casi nula debido a la gran distancia a la que los barcos debían
mantenerse para evitar las baterías de San Felipe. No hay progresos en los ataques ingleses y el estancamiento da comienzo a las disensiones entre grupos del mando con diferentes criterios,
incluso abiertas críticas a Vernon.

Wentworth divide a sus tropas en varios grupos, seleccionando los que se encuentran en mejor estado. resulta un grupo de sólo 4.000, los restantes quedan como reserva. Con los seleccionados plantea un ataque sorpresa durante la noche. Consigue el acuerdo con Vernon y se preparan para la acción que podría considerarse definitiva. El primer paso para
lograr sus objetivos consiste en hacerse con los servicios de guías que les permitan realizar la escalada nocturna alcanzando los puntos estratégicos seleccionados previamente al pié de las murallas del castillo. a tal fin, emplean a sendos guías españoles a los que hicieron creer
que eran desertores. Es el principio del fin, aprovechando la nocturnidad les confunden el camino. Las tropas de Wentworth se disgregan, al tiempo que desde el convento de la Popa lanzan otro ataque de diversificación; pero el caos creado por los guías españoles hace que algunos grupos
en vez de la muralla del castillo de San Felipe, se topen con las murallas de Cartagena donde son recibidos con una auténtica lluvia de fuego que causa una espantosa mortandad entre los ingleses.

Las primeras luces muestran una visión desoladora: las tropas asaltantes se encuentran dispersas y los que llegaron a alcanzar las trincheras o los muros de San Felipe están totalmente agotados, después de soportar durante toda la noche el peso del armamento y de las municiones y pólvora destinada a la voladura de los gruesos muros de San Felipe; las escalas resultaron cortas, y, a todo
esto, sigue un fuego sin tregua desde las trincheras y desde lo alto de los muros del castillo. La luz sirve para que la artillería entre en fuego causando una verdadera desbandada, es un «sálvese quien pueda».

El genio de Lezo se manifiesta de nuevo. Pide al comandante del castillo que le abra una puerta, al tiempo que prepara para la acción inmediata a un grupo de reserva especial de 300 infantes veteranos, miembros de las tripulaciones que hubo que desembarcar, tropa de refresco.
Le suponemos razonando un «ahora o nunca» y da orden de salida a los trescientos, colocándose a la retaguardia, con el sable en la mano y su pierna de palo, para no entorpecer el avance. fue una salida explosiva y la carga definitiva, a la que siguió el tesón del almirante y su valor más allá
de su obligación. Los británicos físicamente acabados y bajo la presión del avance de los españoles que cargaban cuesta abajo, con gran estruendo de voces y todo tipo de ruidos, abandonan el campo de batalla.

La flota inglesa, que se había aproximado para prestar apoyo de artillería, estaba sufriendo tal castigo desde las baterías del castillo de San Felipe que Vernon no tuvo más remedio que
ordenar su retirada ante la perspectiva de quedarse sin transporte de vuelta. En el lado español se habla de unas 1.000 bajas, entre muertos y heridos, aunque autores posteriores a los hechos elevan esta cifra a los dos mil. Blas de Lezo alcanzó tanta gloria con tan pocos efectivos y bajas. El inglés John Pembroke, historiador de esta batalla y contemporáneo, narraba: «...Con total sinceridad, tuvimos 18.000 bajas, y según un soldado español que capturamos, perdieron como mucho 200 hombres. El almirante Pata de Palo con su liderazgo y puntería dejó muertos a 9.000 de los
nuestros… Entre los pobres granjeros de nuestras colonias norteamericanas, cuatro de cada cinco, perecieron…». (True account of Admiral Vernon conduit of Cartagena). así fue como Medio Hombre derrotóa Hombre y Medio.





"...es el verbo de la Historia Militar de España,porque alli donde se ha combatido en mar o en tierra,siempre ha habido un soldado de Infanteria de Marina...
Conde de Torre Velez(Parlamento 1904)."

Re: Hace 200 años, La Albuera de Perez Reverte 16 May 2011 18:43 #55605

OFFTOPIC

Esto deberia ir en historia...¿me equivoco?
No se si es un fallo del sistema joomla o estamos despistados, pero ultimamente salen todos los temas nuevos en la embajada internacional.
Soy genial....me encantan las galletas.

Re: Hace 200 años, La Albuera de Perez Reverte 16 May 2011 20:51 #55614

  • CeltíberoGil
  • DESCONECTADO
  • Shogun Legendario [Admin]
  • Temas: 2548
Pues tenías razón Caesar. Tema movido a su lugar correspondiende...

Los veloces no tienen la carrera, ni los poderosos la batalla... porque el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos. ( Ecle 9: 11)

Re: Hace 200 años, La Albuera de Perez Reverte 17 May 2011 01:25 #55630

Dada la cercanía de la Albuera a mi pueblo, he estado varías veces en la recreación de la batalla, que esta muy bien. La verdad es que lo que paso así fue una auténtica carnicería.

Una pena no poder haberme pasado este año por allí.

Saludos.

THIS IS CELTIBERIAAA!!!!!
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