Estimadísimo Kaiser.
Es un placer para mi, el Gran Duque Ismikhail, Zar y Señor de todas las Rusias, Rey de Dinamarca y Escandinavia y Defensor del pueblo Armenio, que vuestra ciudad de Hamburgo ha sido recuperada y actualmente muestra las enseñas rusas con orgullo.
Los viles ingleses que tomaron la ciudad, la han abandonado para seguir causando mal en el mundo, por suerte vuestros valerosos ciudadanos decidieron aprovechar para reclamar ayuda pontificia y ponerse bajo mandato directo del Papa hasta que acudiera alguien en su auxilio.
Las tropas danesas entraron en la ciudad siendo recibidos como héroes. Cuando lo requirais esta ciudad os será devuelta y el águila imperial volverá a ser seña identificativa de está poderosa ciudad.
Esperamos orden vuestra y del embajador germano en Aarhus.