Gran general de las tropas bizantinas, francas y egipcias, vuestras dotes estratégicas no tendrían parangón en esta época si no fuera por la existencia del sultán Ab-Al-Kotan II.
Parece que al fin el campo de batalla dirimirá quien es el mejor. La contienda ha sida larga hasta que nuestros caminos se han podido cruzar.
Las palabras sobran, las espadas hablan, los ejércitos marchan silenciosos a campos que serán regados con sangre de naciones de toda Europa. Algunos ya cayeron en el olvido, castellanos, turcos, ingleses,...sólo los más valerosos han llegado hasta aquí.
Oriente se ha librado, hasta ahora, de la guerra, y ha podido crecer y desarrollarse sin temor a que sus tierras fueran pisadas por suela extranjera.
Hasta ahora... Largo tiempo hace que se preparan las tropas del sultán, entrenándose en la lejana estepa castellana, viajando por mar en innumerables jornadas, algunos cayendo bajo los certeros ataques de las galeras enemigas...
La espera ha llegado a su fin, las costas griegas están a la vista, el ardor guerrero substituye a años de navegación y mareos, de tensión y nervios.
Primero es el turno de los valientes marineros del norte de África. Hay que limpar el mar frente a la península del Peloponeso y a ello se dedican con precisión y coraje, vengando anteriores derrotas y enviando al fondo de los mares a varias flotas bizantinas.
Otra de ellas es alejada, tras su derrota, de la ruta que siguen las tropas en dirección a su objetivo, Iconia...Hacia allí se dirige esta vez la llma del Islam, esperando no verse esta vez entorpecida por sus hermanos de religión, pecadores a los ojos de Alá...
Pero antes de eso Corinto es asediada, Viena retomada a Bizancio y dos ejércitos franceses derrotados...
El rey Klu ha sido derrotado frente a Tesalónica, pero de todos es conocida su perseverancia, mil veces caído, mil veces ha resistido el envite, en lo más reñido del campo de batalla de Europa, frente a las naciones más poderosas de Oriente, Bizancio y Egipto. No lo dudéis, volveréis a ver las enseñas sicilianas ante vuestras murallas y rezad para que su cólera se aplaque ante vuestras mujeres y niños...
Rukser de Polonia se lame sus heridas esperando poder dar el golpe que vengue la invasión egipcia en sus tierras. Grandes ejércitos polacos se preparan para devolver golpe, sangre y afrenta...
El Zar de todas las Rusias está usando a uno de sus mejores generales, la estepa, para frenar los avances por sus tierras. No ha necesitado al general invierno, pero si ello fuera necesario, este no dudará en emplear todo su poder para acabar con las tropas egipcias, poco acostumbradas a los rigores de las llanuras de los cosacos.
ALLAH AKKBAR